dissabte, 12 de març del 2016

Rezos de vergüenza



Pocas veces me alegra tanto reencontrarme con un personaje, Tiki Mercado, (Eutiquio Mercado) tiene una personalidad, una franqueza y naturalidad que provoca en el lector admiración y el ferviente deseo de conocerlo un poco más.

Josep Camps nos lo presento en “Melodía quebrada” y hoy regresa a los Mossos de Esquadra en Rezos de vergüenza para resolver un doble homicidio, si fuera por él seguiría retirado pero su buen amigo Quim Albertí ha sido brutalmente asesinado cuando investigaba la muerte de un joven, hijo de un importante banquero y perteneciente a la Orden del Opus Dei.

Un crimen al más puro estilo de la matanza de Texas con sierra eléctrica incluida nos introduce a una trama oscura, donde las pesquisas de Tiki y su compañera Elvira nos mostraran las caras de la víctima y de sus verdugos.

Los puntos fuertes de esta novela a parte de sus protagonistas, son la proximidad con el lector y más aún si este vive en Barcelona, junto a ellos recorreremos sus calles y descubriremos algún rincón en sus sombras.

Pocos autores se atreven a mezclar en sus novelas tramas con tintes religiosos o sectarios con nombre y apellido, la valentía para hacer girar una trama en el descubrimiento de las verdades y mentiras que giran en torno del Opus Dei y sus normas es una apuesta que seduce desde el minuto uno y aporta información que se filtra entre las sombras de la mentira y de lo oculto.

La trama dará más giros inesperados, la droga y la corrupción tendrán también su  papel firmando como venganza y crueldad en los crímenes conocidos.

Y lo que nos hará sufrir será como la estabilidad emocional de Tiki se tambalea frente a la muerte de su compañero y la obcecación de algunos otros.

Nada más os voy a contar de la trama, una novela que tiene su propio hilo musical firmado por los grandes mitos del rock and roll y con unas descripciones casi fotográficas de una ciudad sumada en las prisas y en la importancia del hoy.

Su prosa es muy limpia, no deja cabos sueltos y de manera muy sutil nos invita a quedarnos sentados en el sofá y no dejar de leer. Una lectura que sigue un tempo rítmico, que poco deja respirar manteniendo la tensión en la cuerda floja.

Alrevés sabe cómo seducir a los amantes de la novela negra y tentar a los curiosos para que pequen en el género, y como la penitencia por pecar poco o mucho es la misma, Alrevés nos invita a pecar a lo grande.


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