dissabte, 14 de febrer del 2015

El amor me persigue, pero yo soy más rápida



Acabo de conocer a una nueva amiga, ella es Elisabeth G. Iborra, antes de leer su última novela El amor me persigue, pero yo soy más rápida, solo sabía sus cuatro datos básicos que encontrareis en una contraportada: periodista y escritora, por ese orden, le gusta ponerse a investigar en primera persona los temas sobre los que escribe, inmiscuyéndose, hasta el tuétano. 

Como ella sabe que puede llegar a ser muy subjetiva, siempre contrasta sus experiencias personales con las de otras personas que pueden y quieren prestarle sus testimonios, para que el lector tenga todas las versiones posibles.

Además, como periodista especializada en temas de sexología y relaciones sentimentales en general, suele añadir un toque ensayístico divulgativo a sus libros, para que se pueda comparar entre la opinión de expertos en todos los ámbitos y de los que, simplemente, nos dedicamos a vivir. Este es su noveno libro publicado, con 36 años, entre los cuales cuenta con un best-seller.

Una vez leída su novela solo puedo preguntarme ¿Cuánto hay de verdad en su novela?, ¿Cuánto hay de ella escondido entre sus calas?, ¿Son muy diferentes Mar y Elisabeth?

Essencia nos presenta una novela más adictiva que el chocolate, con placer a raudales, con idas y venidas, con confusiones, encuentros y desencuentros y sobretodo con mucha humanidad.

Mar, nuestra protagonista es una joven escritora y periodista que decide que está harta de la ciudad, de los hombres, de intentar ser lo que los demás quieren que sea y decide ponerse el mundo por montera y recoger todos sus bártulos en busca de sí misma y de su lugar en el mundo.

Después de buscar mucho por la costa andaluza se encuentra como en casa en el pueblecito de Conil, allí empieza a descubrirse a sí misma como mujer, como adulta, como todo aquello que siempre ha deseado pero sin hombres, claro que basta con decirle al cielo esto no lo quiero para que te lo pongan en bandeja, así que la tranquilidad mental de Mar se ve traspuesta por la aparición de un príncipe a caballo, David, que no el de Miguel Ángel, pero por la descripción bien podría ser.

David y Mar no son tan diferentes, tienen unas mentes muy agudas, ironía a raudales, y se mienten a sí mismos sobre lo que desean para su futuro, pues bien, el futuro va a cerrarles la puerta en las narices y les abrirá una ventana a la esperanza y el anhelo que de verdad desean.

Dos personajes muy sexuales y desinhibidos, listos y nada pusilánimes que decidirán dejar de pensar con la cabeza para pensar con el corazón.

Una novela ágil, dinámica, que atrapa, que seduce y calienta la sangre, unas personajes con los que compartir una gran aventura y descubrir algo que todos sabemos pero que muchas veces olvidamos, queremos que nos quieran por ser nosotros mismos y no tener que cambiar para que nos quieran dejando de ser quienes somos realmente.

¿Estáis preparados para una gran aventura de verdad?