Por Ángela Sánchez Vicente
Vivimos en una sociedad enferma y todos estamos enfermos
de algún modo sin saberlo. Las multinacionales y las grandes marcas piensan por
nosotros y nos incitan a consumir, consumir, consumir y sobre todo a no pensar
para nada.
En gran parte, la crisis económica que estamos viviendo
la hemos generado nosotros mismos al caer en las manos de empresarios y
maestros del márquetin sin escrúpulos.
Y si, ¡Yo también soy victima! Ves un vestido bonito en
un escaparate y sientes el deseo de tenerlo y por unos instantes eres feliz e
incluso nos gusta generar envidia o admiración ante la mirada de los demás.
¿No nos damos cuenta que vestimos el exterior y nos
empobrecemos el alma?
En Felices sin un Ferrari, uno de los títulos destacados de la colección Duomo Sakura nos enseñan a como Vivir con poco es bueno para el alma, o como yo lo llamo, a viajar
ligero.
¿De verdad un vestido te va a dar felicidad o son en los
momentos vividos con cualquier trapito pero con las personas indicadas lo que
nos da la felicidad? ¿La felicidad se “tiene” o se “es”?
Entenderemos el valor del dinero y de las cosas de la
mano de Ryünosuke Koike, un maestro
budista que nos habla con palabras claras y sin rodeos a la vez que critica
fuertemente lo que hacemos día a día sin pensar.
Todos hemos pensado en qué es realmente la felicidad y
frecuentemente pensamos que tener eso o aquello nos llenará pero hay que saber
que será momentáneo.
¿Cuántas veces te compras algo y luego piensa para qué?
Poco a poco he ido cambiando y he aprendido que es mucho
mejor coleccionar momentos y no cosas y que aquello que me hará feliz reside en
mi interior y en el amor de la gente que me rodea.
Esto no significa que nunca más compremos nada ni nos
demos algún capricho pero todo se debe hacer con cabeza y pensando si realmente
lo necesitamos o no y que utilidad le daremos.
Al fin y al cabo no nos llevaremos nada…
Felicitamos desde aquí a Duomo Ediciones por esta maravillosa colección que nos aconseja a
replantearnos y reenfocar nuestras vidas.
No hay que ser radical pero siempre se puede aprender un
poco.