Alea iacta est
Tras caer rendida a los pies de la subinspectora Santana en sus dos
entregas anteriores “Curvas peligrosas” y “Contra las cuerdas”, hoy vuelvo a
sus redes para acompañarla junto a su compañera Miriam Vázquez en un caso muy
peliagudo, duro, cruel y que tocará la sensibilidad de todo lector que se
interne en la mente criminal que pista a pista iremos descubriendo.
Ediciones Alrevés nos presenta Cuentas
pendientes, la tercera entrega de esta saga surgida de la pluma negra de Susana Hernández, algunos os
preguntareis si es imprescindible haber leído las anteriores para poder
disfrutar de esta entrega, y la verdad es que no, dado que se tratan casos
diferentes, aunque personalmente yo os recomendaría su lectura dado que así
podréis matizar y descubrir realmente que se esconde en la mente y en el alma
de Santana.
Santana y Vázquez tienen por delante un caso duro, una red de tráfico de
niños les amargará la existencia, mientras Malena, pareja de Santana y fiscal
tendrá que lidiar con un caso donde el sadismo se hace presente, y si por si
fuera poco, el pasado que tanto había asustado y traumatizado a Santana
regresará con fuerza para darle en las narices.
En resumen, esta novela no deja respirar al lector, su dinamismo reforzado
por el dialogo crea un ambiente donde es muy fácil sumergirse y encontrarse en
sus zapatos investigando y tratando de responder preguntas como ¿Dónde?
¿Cuándo? ¿Quién? y ¿Por qué?
No os voy a desvelar nada de la trama, pero solo con deciros que en sus
primeras páginas ya somos testigos del suicidio de un adolescente a lo bonzo y
que la intensidad de su lectura no hace más que subir en intensidad y
regalarnos unas descripciones casi fotográficas, sé que os estoy picando en la curiosidad.
Creo que el punto clave de esta saga y en concreto de esta novela es como Susana Hernández juega al contrapunto
entre los casos y la vida personal de las protagonistas, es una manera de
mostrar como la policía y los fiscales entre otros también son seres humanos
con sus propios problemas y conflictos a parte de su trabajo.
El género negro y criminal está en auge y todo ello es gracias a escritores
que muestran no solo un caso que podríamos leer en los periódicos (por
desgracia) sino que envuelve la situación con una investigación rigurosa, con
conflictos personales, creando empatía entre lector y personajes.
Una novela con un final de impacto donde reza una gran verdad en voz de
Santana, aunque preferiría que no lo fuera “No podemos resolverlo todo. Conténtate con
resolver algún que otro caso”.