Por Ángela Sánchez Vicente
Hablando desde la más sincera individualidad hoy estoy
orgullosa pues podré dedicar esta reseña a un autor que admiro profundamente
por sus palabras y por el arte que tiene al transmitir.
Si hablamos de psicología detesto la palabra auto ayuda,
me gusta más pensar en una auto aceptación, superación y sobretodo
conocimiento. El gurú en este viaje hacia uno mismo en busca de la felicidad es
el gran Jorge Bucay.
Este prestigioso psicoterapeuta y psicodramatista vuelve
pisando fuerte con Rumbo a una vida
mejor. Cuando piensas que ya no te puede contar nada nuevo te sorprende con
una nueva idea, un nuevo cuento y una nueva reflexión. Sin duda alguna, si
alguien sabe cómo son los humanos y cómo funcionan sus mentes y emociones es
él.
Este volumen es ágil, bonito, bien ilustrado y con unos
capítulos que nos llevan a un rumbo más certero en nuestra vida.
Empezamos por conocernos a nosotros mismos y reconocer si
estamos dotados de ciertos sentimientos o si por el contrario estamos carentes.
Primera sorpresa, me conozco mejor pues me ha hecho pensar en qué grado de esos
sentimientos estoy.
Venga, nos ponemos en marcha con nuestra maleta emocional
hacia un rumbo mejor y nos sigue haciendo pensar: ¿Potenciamos nuestros
recursos? ¿Nos queremos a nosotros mismos? ¿Nos superamos? ¿Qué quiere decir
“ser yo”?
Una nueva lección, pienso que me quiero mucho pero hay
cosas que quiero cambiar de mi… ¡Tranquilos! Cogemos los remos y empezamos la
marcha viviendo con un propósito.
Lo primero que tenemos que hacer es buscar un sentido o
un objetivo alcanzable para ser cada vez mejores y estar más a gusto en nuestra
piel. Siendo optimistas y buscando la felicidad en cualquier cosa a diario
podremos avanzar certeramente y con satisfacción en la vida.
Pero eso sí, uno solo remando acabará dando vueltas en
círculo así que tenemos que asumir que es solo entre humanos que nos
humanizamos y podemos crecer de verdad.
Crecer con vínculos es buscar esos vínculos que te sanan,
formar una familia saludable en todos los niveles (comunicación, empatía,
roles…), creer en el amor y aprender a compartir la felicidad. ¿No os pasa que
cuando algo bueno toca vuestra puerta lo primero que queréis hacer es
comunicarlo a algún ser querido? ¡Es muy saludable!
Una vez encaminamos el barco hacia un puerto seguro y
certero tendremos que aceptar una vida sin prejuicios (que no sin criterio),
aprender a ser flexibles como juncos que se mueven con el aire pero no se
quiebran para poder finalmente graduarse en la escuela de la vida.
Si algo me gusta de este volumen que nos trae RBA es lo que yo llamo “esencia Bucay”,
para mí no es una auto ayuda que te destruye explicándote todo lo malo que te
pasa para luego sanarte sino que parte de la base de que hay ausencia de marcas
psicológicas graves, todos tenemos nuestros temas a resolver pero partimos de
una normalidad mejorable pero positiva.
Me ha encantado y lo recomiendo a todos los que se
sientan un poco perdidos y lo que necesitan es aliento, alas, serenidad y un
camino nuevo.
Eso sí, como dice el proverbio “No pidas que Dios guie tu
camino si no estás dispuesto a mover tus pies”, sólo modificándonos podemos
crecer. Aplicaros los poemas, cuentos, ejercicios e impregnaos de su sabiduría.
¡Animaros al cambio positivo!