Hoy volvemos a la rutina después de unos días de descanso pero no queremos volver a anclarnos en el asfalto de la gran ciudad y gracias a Masa Crítica de Babelio y a la Editorial Ariel se nos abre una ventana a la naturaleza, a su realidad y a como cada uno de nosotros la entendemos, valoramos y sobretodo nos sorprendemos
Su autora es Aimee Nezhukumatathil, un gran descubrimiento personal, es poeta y profesora de lengua inglesa y escritura creativa en la Universidad de Mississippi. Autora de cuatro poemarios, ha sido galardonada con el Mississippi Institute of Arts and Letters Award y el Pushcart Prize, y con las becas de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation, el National Endowment for the Arts y el Mississippi Arts Council. Sus escritos han aparecido en las antologías de la Best American Poetry y en medios como The New York Times Magazine, Poetry, Ploughshares y ESPN, entre otros. Este es su primer libro de ensayo, que quedó finalista del Premio Kirkus.
De su pluma estamos frente a una crónica de una sensibilidad estética y una reflexión lírica acerca de la belleza de todo lo que nos rodea, con Un mundo Asombroso nos sorprende con una colección de ensayos sobre el mundo natural donde nos revela cómo los animales y las plantas pueden enseñarnos e inspirarnos, una obra sutil y vertiginosa sobre la diversidad y nuestra capacidad de ver y comprender.
Si me preguntáis que me llamo la atención de este ejemplar fue su título ya que nos presenta la idea de un mundo asombroso pero a su vez no lo hemos de buscar más allá de las estrellas o en una realidad distópica, sino que ya estamos en él y lo único que necesitamos es abrir los ojos y prestar atención a los sonidos que se esconden en nuestra propia naturaleza, hemos olvidado que la vida animal tiene un valor más allá de nuestras fieles mascotas, cada especie nos puede aportar un poco de chispa a nuestra visión y comprensión del mundo.
No podemos olvidarnos de sus maravillosas ilustraciones de la mano de Fumi Mini Nakamura, casi cada uno de los veintiocho capítulos tiene una ilustración a tamaño de página completa, con trazo fino y delicado en tonos grisáceos y algunos de ellos destacando un solo color para darle un toque sutil y a su vez remarcar un aspecto interesante del protagonista de la narración.
De niña, la autora vivió en distintos lugares: Kansas, Arizona, Nueva York, Ohio… Pero, por mucho que le costara encajar o por muy amenazante que fuese el entorno, tuvo siempre como guías a las criaturas que pueblan el planeta. En este libro de una enorme riqueza, la autora aborda una treintena de seres naturales y nos deja entrever las maravillas y rarezas que nos rodean. El ajolote, por ejemplo, nos enseña a sonreír a pesar del dolor; la nometoques nos ayuda a librarnos de proposiciones indeseadas, mientras que el narval nos muestra que es posible sobrevivir en ambientes hostiles. Incluso en lo extraño y lo desagradable, Aimee encuentra belleza y afinidad.
Mi favorito es el ajolote, no sabía ni que fuera real, lo que sí que os propongo es ampliar este ejemplar con vuestras propias experiencias, con alguna excursión a la naturaleza y sobretodo no dejéis escapar esta preciosa historia.