Unos días para recordar es una novela vital, un canto a todo
aquello inmaterial que nos llena de fuerza y esperanzas. Es un canto a la vida
y a la superación.
Jean-Pierre,
nuestro amigo protagonista, es un sexagenario que cae de manera incomprensible
en el rio Sena, al despertar, se encuentra en el hospital y se siente atrapado,
privado de intimidad, con la puerta siempre a punto de ser abierta con alguien
que viene a perturbar su paz y tranquilidad.
Un
policía, un universitario que hace la calle, una enfermera filósofa, un
neurólogo depresivo, una adolescente que se empeña en usar su ordenador y el
cirujano son los personajes corales que le dan color a la novela y que
cambiaran de un modo u otro a nuestro amigo un tanto huraña.
Él
se aferra a sus recuerdos, a su niñez, a sus mujeres pero estos habitantes del
hospital le mostraran una curación que va mucho más allá que la meramente
física, le curaran un corazón estrujado por el paso de los años y un alma que
se volverá a llenar de vida y sueños.
Nos
retratan el hospital como un lugar donde además de sanar a la población se
establecen vínculos que pueden ser más fuertes e intensos que amistades de
años, la gente se une, une sus fuerzas y la ayuda mutua hace que todos formen
una unidad, una familia.
De
manera tan sutil se despiertan las relaciones entre los personajes que sientes
sus palabras y sus gestos como si estuvieran a tu lado.
Un
cúmulo de horas que se llenan con la compañía, con vivencias y anécdotas de los
nuevos amigos, el colegueo que hay entre ellos y las críticas a las enfermeras
y a los médicos, dibujados con una humanidad y personalidad tremendas.
Es
una obra delicada, reflexiva, pero sobre todo te hace valorar aquello que no
tiene precio.
Marie-Sabine Roger nos vuelve a sorprender con su suave y
cálida pluma que sabe cargar con alguna escena cómica o ridiculizaciones que
llevan al lector por un camino donde las lágrimas van de la mano de la risa y
se entrelazan en un cumulo de sentimientos y emociones.
Tras
su éxito con “Tardes con Margueritte”
(también editado en Duomo) resurge
con una vitalidad inexorable y con la capacidad natural de transmitir a la
perfección aquello que ella pretende.
Gracias
a Duomo podemos tener entre nuestras
manos esta novela, una fábula hospitalaria que nos habla del tesón, de la
amistad y del placer de vivir a cualquier edad.
Muy
recomendable para todos aquellos que quieran abrir los ojos a un mundo donde
cada vez estamos más solos, para aquellos que necesiten recuperar la esperanza
y la risa tras alguna convalecencia o, simplemente para los amantes de la buena
escritura y los sentimientos a flor de piel.