“A veces el amor te pone en el
camino equivocado para que sepas cuánto duele”.
Tras leer casi del tirón “El día que se perdió la cordura” no creí que fuera posible repetir hazaña, pero Javier Castillo ha conseguido que no
pueda dejar de leer El día que se perdió
el amor y que tras su lectura me pregunte qué será lo próximo que
perderemos junto al autor en un día entre sus palabras.
La novela empieza situándonos el
día 14 de diciembre de 2014 en Nueva York, donde una mujer desnuda y con unas
hojas amarillentas en sus manos se presenta en una oficinas del FBI, allí será
detenida por escándalo público e interrogada por el inspector Bowring, jefe de
la Unidad de Criminología.
Pocas horas después aparece una
mujer muerta, decapitada, una muerte que se entrelaza con nuestra mujer
misteriosa dado que el nombre de la víctima se encuentra entre aquellos papeles
que llevaba en la mano.
Nuestra protagonista había sido
víctima de un secuestro años atrás y parece que llueve sobre mojado. El
inspector Bowring pondrá su empeño en resolver el caso, hecho que le llevará a
un nuevo camino y nuevos secretos sobre un caso sin resolver, el de Katelyn
Goldman, una pesadilla personal de nuestro inspector.
Estamos frente a un thriller
policial donde el pasado doloroso formará parte de la voz cantante de la
novela, compartiéndola con la del inspector y un tercer narrador omnisciente
que será un espectador de todo ello.
Esta trama nos presentará casos
sin resolver, misteriosas desapariciones, secuestros y asesinatos, todo ello abriendo
en nuestros protagonistas viejas cicatrices que ya creían cerradas.
Del mismo modo que seguiremos una
trama criminal, el autor nos hace estremecer al sentir el dolor de las familias
que buscan a sus seres queridos, a la sensación de vacío de Carla y a la falta
de cariño que no recibió de pequeña. Es como un juego continuo de
contraposiciones entre la maldad y el dolor con la esperanza de cerrar
capítulos dolorosos.
Con una prosa fluida y con la
información justa a cada paso, el autor nos mueve entre el pasado y el
presente, entre diferentes lugares pero no nos suelta de la mano, nos guía por
un sinuoso laberinto donde todo parece confluir en un centro que hasta el final
no podremos vislumbrar.
Una novela magistral que nos
presenta Suma de Letras y que aquí
os dejamos sus primeras páginas.
Sencillamente soberbia.