Acabo de terminar de leer Besos robados de Noelia Amarillo y me pican los dedos, me reclaman que explique todo
aquello que me ha hecho sentir, la piel de gallina, la tristeza de una dura
infancia, el amor que crece casi sin querer, la amistad y la bondad
desinteresada, el amor por la literatura romántica y el ansia de descubrir
quien se esconde entre las sombras y complica la vida a nuestros protagonistas.
Desde hacía mucho tiempo que no me
enamoraba de la protagonista antes que del protagonistas y eso solo puede
significar que nuestros protagonistas son sublimes, nos lo darán todo y he
llegado a empatizar absolutamente con Cristina.
Cristina es una joven interiormente
atormentada, vive encerrada en sí misma aunque a primera vista no lo parezca,
es mordaz, irónica, con una sonrisa permanente, buena y generosa, pero en su
infancia sufrió mucho y aquello la atormenta y la encadena en sus sentimientos,
no quiere hacer daño a nadie, sin embargo se lo hace a ella misma.
Raúl es un director venido a menos que
está rodando una serie para la televisión, es un hombre maduro que tras caer en
un pozo muy oscuro ha resurgido para hacer las cosas bien, aunque para ello
necesitará toda la ayuda de su nueva script, nuestra Cristina.
Juntos forman una pareja apasionada,
tierna, capaz de enfrentarse al mundo aunque unos ataques en la ruta del rodaje
harán de Cristina el verdugo y la víctima, la prensa la acorralará acusándola y
aunque prefiere no decir nada será la victima de lo que más teme, Raúl duda de
ella y no la cree.
¿Será quizás que Blancanieves ha
encontrado a su príncipe gruñón?
Esencia nos presenta una historia que nos transporta al mundo
del cine y la televisión, de sus entresijos y entrañas a la vez que al mundo de
los encuentros literarios románticos, dos pasiones personales que sencillamente
crean un mundo completo.
No estamos frente a una novela
romántica y pasional plana, en ella hay un gran trasfondo sobre la importancia
de la confianza, de la amistad y del verdadero amor. Impacta mucho leer que un
“te creo” puede ser más importante que un “te quiero” cuando el primero debería
darse por sentado en el segundo. Es de este modo que la autora nos muestra como
una mentira puede esconder una verdad explicada con otras palabras para hacer
más llevadera la realidad.
El entramado de la trama os lo dejo
a vosotros para que lo leáis y para ello aquí os dejo un fragmento, si sigo
será un spoiler y eso es imperdonable.
La prosa mantiene un tempo rítmico
que se adapta a los personajes, las descripciones son detalladas pero concisas
no distrayendo la atención de la trama y sus personajes secundarios son
brillantes, en lo bueno y en lo malo.
Es actual y me ha encantado que en
cierto modo el alma de esta historia sea real y que incluso la autora salga
como personaje acompañada de Noe Casado, Regina Roman y Dama Beltrán, reconozco
que me han arrancado una sonrisa inesperada.
Solo una petición, si “No lo llames
amor” continuó en “No lo llames pasión”, espero poder leer una segunda parte
donde Jota encuentre la horma de su zapato.