Hoy quiero presentaros un libro que me
ha encantado, muchos sabéis que me encanta la cultura oriental y con Sabiduría de la antigua China de María Eugenia Manrique he aprendido
sobre los chéng yǔ.
Los
chéng yǔ son como nuestras frases hechas, se definen por estar representados
por cuatro caracteres y ocultar en su significado, que pocas veces se puede
traducir de manera literal, más bien hay que conocer un poco los textos
clásicos de la literatura antigua china para comprender la moraleja que se
esconde en cada uno de ellos, dado que muchos parten de mitos, leyendas, hechos
históricos y pueden causar confusión entre los interlocutores.
Este
volumen encuadernado con mucho mimo respetando la importancia en la cultura
china de la sakura y con un color de fondo que nos recuerda a los pergaminos y
al papel antiguo nos encontramos con una joya original, única y muy educativa
pero no aleccionadora.
Gracias
a su introducción, al apartado de sabiduría idiomática y al apartado dedicado a
explicarnos que son los chéng yǔ ya estamos listos para descubrir algunos
proverbios, cuentos y leyendas que se esconden detrás de ellos.
Hay
que tener en cuenta que un solo chéng yǔ puede tener contextos diferentes
dependiendo de la región, así que la autora ha tomado aquel que más referencia
tiene con el mismo.
Cada
uno de ellos viene introducido a página completa por los caracteres chinos en
la página de la izquierda y su traducción literal, el simbolismo que se esconde
detrás y finalmente el uso coloquial que se le da actualmente en la página
derecha, así tenemos el compendio entre la importancia de la caligrafía en la
cultura china como las raíces culturales que le dan un rico lenguaje.
Este
volumen que nos presenta la Editorial
Kairós en su colección Perenne,
solamente un inciso, me parece maravilloso que una colección que recoge
filosofía antigua que sigue viva esconda títulos como este, una elección
brillante ante una sociedad que vive del hoy sin darse cuenta que muchos
caminos ya han sido transitados.
Podréis
leer los proverbios por orden o sencillamente escogiendo aquellos que os llamen
más la atención, su lectura es ágil, en una sola página se desarrolla casi un
cuento cuya esencia son cuatro caracteres.
Es
un volumen elegante en su sencillez, apto para todos los lectores sobre todo
para los amantes de la cultura oriental. Hay que reconocer que no son cuentos
como los de los hermanos Grimm, pero su moraleja no deja de sorprender.