Por María Valle Viña
Bajo el suelo de la Ciudad del
Vaticano, encerrada entre códices en su despacho del Archivo Secreto, la
hermana Ottavia Salina, paleógrafa de prestigio internacional, recibe el
encargo de descifrar los extraños tatuajes aparecidos en el cadáver de un
etíope: siete letras griegas y siete cruces.
Junto al cuerpo se encontraron tres
trozos de madera aparentemente sin valor. Todas las sospechas van encaminadas a
que esos pedazos pertenecen, en realidad, a la Vera Cruz, la verdadera cruz de
Cristo.
Acompañada por el profesor Boswell, un
arqueólogo de Alejandría, y por el capitán de la Guardia Suiza vaticana, Kaspar
Glauser- Roist, la protagonista deberá descubrir quién está detrás de la
misteriosa desaparición de las iglesias de todo el mundo y vivirá una aventura
llena de enigmas: siete pruebas basadas en los siete pecados capitales en las
que Dante Alighieri y el purgatorio de la Divina comedia parecen tener las
claves.
Unas pruebas que les llevarán a siete
ciudades: Roma, Antioquía, Rávena, Atenas, Jerusalén, Constantinopla y
Alejandría. Un arriesgado y emocionante itinerario en el que tratarán de
averiguar quién es el último Catón.
Éste es el argumento de El último Catón, thriller histórico que
tras vender cientos de ejemplares sigue cautivando y emocionando a los
lectores. Tiene un tono parecido y mejorado al de novelas como El código Da
Vinci, con un gran argumento desde el principio, con un hilo conductor
histórico muy interesante y aventuras y emoción que no acaban hasta finalizar
la novela.
En el caso de El último Catón es la española Matilde
Asensi su autora, nacida en Alicante, en 1999 publicó su primera novela,
'El salón de ámbar', que ha sido traducida a varios idiomas. Con su siguiente
novela, 'Iacobus' (2000), se situó en los primeros puestos de las listas de
libros más vendidos, y 'El último catón' (2001) confirmó a Matilde Asensi como la autora de su generación de mayor éxito de
crítica y público.
Estudió periodismo en la Universidad
Autónoma de Barcelona y trabajó durante tres años en los informativos de Radio
Alicante-SER. Después pasó a RNE como responsable de los informativos locales y
provinciales, ejerciendo simultáneamente como corresponsal de la agencia EFE, y
colaborando en los diarios provinciales La Verdad e Información.