Delito regresa a
nuestras manos con la novela finalista de 2017 al Premio Dashiell Hammet de la
semana negra de Gijón.
Cruz de Nicolás Ferraro nos llevará a la
oscuridad más profunda, a la sangre, al dolor, a la crudeza de una vida marcada
por un apellido y por una pregunta que acabará resonando en vuestra cabeza ¿Qué
estaríais dispuestos a hacer por aquellos a os que amáis?
Antes de entrar en la novela diré
que me ha encantado la metáfora de la portada, o al menos yo la he entendido
así, tres rayas de cocaína, tres personajes de la novela y dos de ellos forman
una cruz, un símbolo que no solo representa la muerte y el apellido de estos,
sino la distancia entre ellos y el tercero de la familia.
Empezando por el principio nos
encontramos a la familia Cruz, Sebastián, el padre es agresivo, drogadicto y
con el alma más negra que el propio diablo. El hijo mayor es Samuel, una
versión más joven de su padre, igual en los negocios pero con una doble cara y
aunque lo intenta no es lo suficientemente bueno en su maldad así es como
termina metido en líos con la mafia que controla el tráfico de drogas y de
mujeres en la Triple Frontera de Argentina con Paraguay y Brasil.
Y nuestro protagonista Tomás, a
quien acompañaremos en su visita a los infiernos, él no es como su padre y su
hermano pero deberá aprender a marchas forzadas los entresijos de los bajos
fondos si quiere salvarles la vida.
Él es la cara de la cruz en su
familia, es el contrapunto a su maldad pero sus manos acabaran manchadas de
sangre sin remedio.
Esta historia narrada en primera
persona es de lo más duro, cruel y crudo que he leído en mucho tiempo, hay
momentos que llegan a sobrepasar al lector pero a su vez es adictiva y no le
deja cerrar los ojos a lo que nos quiere contar.
A su vez descubriremos todos los
cadáveres que se esconden bajo el apellido Cruz, una verdad que Tomás deberá
afrontar e intentar superar si quiere evitar que una bala acabe con la vida de
su familia.
Me ha gustado especialmente que no
se haya filtrado el lenguaje del autor castellanizándolo, que la jerga natural
argentina fluya de manera muy fluida en voz de un argentino, este es un punto a
favor para mi gusto, sé que quizás alguna palabra o vocablo se nos escape, pero
eso forma parte del mundo de Tomás.
Una novela muy dura para los amantes
del negro clásico. Una apuesta acertada que no os dejará indiferentes.