diumenge, 11 de maig del 2014

Entrevista a Ángel Gil Cheza



Tras arrasar y convertirse en un fenómeno de ventas y seguidores en Amazon, llega a las librerías El hombre que arreglaba las bicicletas.

Una novela que nos presenta una gran pregunta: Si estuvieras a punto de morir, ¿a quién dirigirías tu última carta? 

Tenéis que sucumbir a los encantos de esta gran novela en la que os puedo garantizar que la pluma ágil y avispada de Ángel Gil Cheza os revelará una visión sobre la vida, el amor, la muerte y la historia de cada uno que os dejará con la boca abierta y los pelos de punta.

@Xavier Llop

Hemos explicado un poco lo que es la novela y hoy os desvelamos un ápice de la grandeza de su autor. Lo mejor es que se presente él mismo de viva voz, así que os dejamos con la entrevista que gentilmente nos ofreció.

¿Cuándo te diste cuenta que el mundo de las letras te estaba esperando?
Supongo que siempre he tenido inquietudes que apuntaban al mundo de la escritura de algún modo. Me veo de bien pequeño inventando canciones, imaginando historias… a los diez años recuerdo un poema que escribí acerca de una niña que desaparecía y se ahogaba en un lago. Dicho así parece muy siniestro pero era algo muy inocente, de rima fácil y vocabulario muy limitado. Es lo primero que recuerdo… aunque seguro que había algo antes. Más tarde, con trece, catorce… comencé a escribir en un fanzine que fundé con mis amigos. Luego ya vino la faceta de compositor de canciones con letras sociales, y al final de la adolescencia, como casi todo el mundo, escribía poemas y unos relatos cortos de crítica social; lo llamaba literatura contundente. Muchos años después llegó mi primera novela.

¿Tú pasado como cantautor te ayuda a la hora de escribir o son maneras totalmente opuestas de enfocar la escritura?
Lo cierto es que haber estado escribiendo canciones durante más de quince años me complicó mucho escribir mi primera novela. Me había acostumbrado a un formato. A sintetizar la información en unos pocos versos. Y había conseguido hacerlo más o menos bien. Cuando me enfrenté al problema contrario, desgranar una historia en varios cientos de páginas, me costó muchos intentos romper el bloqueo. Al final, pasé de la primera página. Lo mismo ocurrió entonces pero a la inversa. Desde que escribí mi primera novela, La lluvia es una canción sin letra, no pude escribir una canción decente en casi seis años. Tuve que sufrir un naufragio de amor para poder hacerlo, una experiencia intensa que me permitiera llegar al fondo de mi creatividad. De ahí nació el vídeo y la canción de Naufragio, y de ahí nació también Bonjour Potemkin, la formación musical que integro junto a mi pareja, Lluïsa Ros.


¿Si tuvieras la oportunidad de compartir mesa y mantel con algún escritor (vivo o muerto) cual sería? ¿Por qué?
Pues si pudiese organizar una comida, me gustaría cocinar una paella y que viniesen Hermann Hesse, Bertolt Brecht, Jerzy Kosinski, Noam Chomsky, Fernando Fernán Gómez y Ken Loach. Creo que disfrutaría como ninguna esa conversación. En algún punto entre todos ellos me podrías retratar.

¿Crees que la historia que cada persona deja al morir es pasado que se quiere hacer presente?
Somos recuerdos, y somos tiempo, nada más. Es importante mantener vivos los que te hacen estar bien, los que te reportan felicidad, incluso nostalgia… eso es bonito. Pero también es importante tener tiempo, el tiempo es lo único real y lo único que tenemos, hay que poderlo disfrutar.

¿Vives de pasado, de presente, de futuro o de la conjugación de estos tres tiempos?
Vivo recordando continuamente, como te decía, es bonito recordar, aunque duela a veces comprender que nada vuelve. Pero me gusta centrarme en el presente, aprovechar el tiempo, crear momentos de felicidad. Y para ello el futuro también juega un papel importante. Mi padre solía decirme que la felicidad es tener ilusión. Y es cierto, ilusión por cualquier cosa, pero tener ilusión. Es importante tener muchas pequeñas ilusiones —también alguna grande— sembradas por el porvenir. La felicidad es eso.

El protagonista de la historia es un escritor que se entretiene arreglando bicis, si hablamos de ti: ¿Cuál es tu afición que te definiría?
Durante muchos años fue escribir, ahora que esto es una parte importante de mi actividad laboral debo decir otra. Así que puedo hablarte de mi huerto de naranjas ecológico. Salir al campo con mi perra e intentar comprender la vida desde la primera fila. Ser consciente de cada consecuencia de lo que haces cuando trabajas la tierra. Y llegar horas después a casa, lleno de barro y abrir una cerveza. Aunque ahora apenas dispongo de tiempo para hacerlo.
Si partimos de la frase “es narrando que nos narramos”… ¿Qué parte de tu alma ha quedado atrapada entre las páginas de esta novela?
Esta pregunta me gustaría hacérsela yo a la gente que me conoce. Seguro que me sorprendería de la cantidad de cosas que muestro entre líneas… ya me han comentado algunas. Creo que la novela es una declaración de vida, un manifiesto. Se pueden recorrer mi ideario, mis valores, mi modo de ver el mundo. Es una novela intimista, en la que yo, como autor, pierdo un poco de intimidad.

En tu novela hay tres protagonistas femeninas muy diferentes. ¿Con qué te quedas de cada una de ellas? ¿Tienes algún personaje favorito?
Creo que Noelia encarna la fortaleza de la mujer, el matriarcado silencioso que sustenta en parte nuestra sociedad. Enda Berger representa la integridad, la fidelidad a uno mismo. Y Enda Font reclama el derecho a equivocarnos, el derecho a tropezar y levantarnos, a costa de quien sea.

¿Te ha costado plasmar los sentimientos y las actitudes femeninas?
Es lo que más me ha costado, creo. En el primer borrador no llegué a profundizar tanto como quería en las tres protagonistas. Y el trabajo de revisión se centró en esta labor.

¿Tienes en mente próximos proyectos? ¿Nos puedes adelantar algo?
Ahora mismo tengo sobre la mesa una novela negra ambientada en mi pueblo, Vila-real. Espero terminarla pronto, está bastante avanzada y tengo toda la investigación acabada. Es un género en el que nunca he entrado de manera explícita, y está resultando una experiencia muy grata como escritor. Es género negro pero con el tratamiento que doy a mis personajes y con mi narrativa… El lector me va a encontrar fácilmente.

¿Qué valoras más el éxito de crítica, el de ventas o el de público?
Creo que lo más importante es gustar a los lectores, y esto, hoy en día tampoco es fácil, hay un bombardeo constante para que todo el mundo lea lo mismo; en cada escena, en cada entorno social, se erigen unos dioses distintos, pero el funcionamiento es muy parecido; si eres así, debes leer esto, ver este cine o comprar esta ropa. Es difícil luchar contra esto.
El éxito de la crítica no es para desmerecer. Es un gran elogio que quien se dedica a prescribir libros ensalce tu trabajo. Es una gran recompensa a años de tenacidad. Pero una gran parte de la crítica está controlada por los poderes ‘culturales’, y es difícil también pelear en esta batalla.
Y respecto a las ventas, no negaré que ayuda mucho percibir beneficios por hacer lo que más te gusta, pero lo que realmente me fascina de las ventas es cuando las pienso en número de nuevos lectores. Dices: He vendido tanto… y ése es el número de nuevos lectores que están leyendo mis novelas. Y algo por dentro se alegra de haber llegado a toda esa gente.

¿Qué pasaba por tu mente mientras eras un boom en la red pero el libro no se publicaba?
Es difícil de expresar. No priorizaba el hecho de publicar en papel; ya había rechazado alguna oferta que no consideraba viable. Pero la verdad es que hoy en día todavía no te das por satisfecho hasta que no ves el libro en la librería de tu barrio. Así que cuando Suma de Letras se interesó por mí, y tras tratar los detalles de la negociación, vi claro que era un paso a dar. Le debía eso a mis dos novelas, La lluvia es una canción sin letra y El hombre que arreglaba las bicicletas, y me lo debía también a mí mismo.

Si le tuvieras que poner música a la novela ¿Qué canción elegirías? ¿Sería tuya o de otros?
Creo que la música que hemos escrito y grabado, Bonjour Potemkin, para el booktráiler de la novela transmite muy bien todo lo que quise expresar al escribirla. Es una pieza clave del vídeo.


Para finalizar nos gustaría formularte la pregunta de la casa que reza lo siguiente:
¿Cuál es esa pregunta que nunca te han hecho y siempre has esperado? ¿Nos la puedes responder?

¿Existe para ti una Enda Berger?
Esa pregunta sólo se puede contestar una noche, junto a una escollera, borracho de cerveza.

Un millón de gracias por tu tiempo, tus palabras y tu dedicación, desde La Petita Llibreria nos declaramos incondicionales tuyos y esperamos que tu carrera sea imparable.