Por Ángela Sánchez Vicente
¡Por fin cae en nuestras manos la novela de James Patterson!
Un autor aclamadísimo, con un éxito de ventas sin igual y
el numero uno según el prestigioso periódico The New York Times.
Hemos oído hablar tantas veces de las bondades del autor
y de la grandeza de su novela que no hemos podido evitar su lectura.
Encontramos en nuestro escritorio un ejemplar de Vías cruzadas, una novela que nos narra
Un caso de Alex Cross, su hijo
literario que tanta gloria le ha hecho recoger.
Primeramente estamos un poco recelosos pues estas obras a
veces esconden mucha belleza pero se colapsan con tanto marketing y campañas
publicitarias. Tanto es así que a veces dudamos que no sean grandes mentiras
vestidas con mucho dinero invertido en proyección hacia el público.
Aquí va nuestro “mea culpa” y una gran discusión
literaria en que nos damos cuenta que este sí que es un buen libro y la fama
que le preceden se la merece.
Todos hemos querido zambullirnos en sus páginas y
concluimos que es brutal, genial, superior, un thriller a otro nivel, una
novela con personalidad, diferente a todo.
De la mano de Alex, un grandísimo hombre que es
detective, psicólogo, cazador de asesinos en serie y sobretodo un hombre de
familia nos enzarzamos en una novela que cambiará su destino.
Después de treinta años vuelve a su Starksville natal
para investigar un crimen en el que el principal acusado y sospechoso es su
propio primo.
Él quiere a su familia y hará lo posible para sacarle
esta mancha de encima pero… y si su primo no es ese chico ingenuo y bondadoso
que conocía hace tantos años.
¿Podemos cambiar tanto en treinta años? ¿Podemos cambiar
nuestra naturaleza de manera radical?
¿Este chico es culpable o víctima de un gran engaño?
La investigación incomodará al pueblo y hará que él mismo
se enfrente a su pasado y a sus raíces.
Con un ritmo trepidante saborearemos el valor de la
confianza, de la duda razonable, de la justicia y de la venganza.
De la mano de Duomo
podemos leer uno de esos thrillers detectivescos que tanto os recomendamos.
La novela negra nacional está muy bien y cada vez tiene
más autores y adeptos pero seamos realistas y admitamos que los europeos y los
americanos nos llevan años de ventaja.
¡Rendiros a su encanto!