“Quienes sueñan
despiertos llevan la belleza al mundo. El arte y la música, las historias y el
cariño. Irlanda quiere a sus soñadores. No obstante, además de poetas y
artistas, los irlandeses pueden ser muy prácticos. En una mano portan la magia
y en la otra el trabajo” – Nora Roberts
Con estas palabras
entramos de lleno en la segunda entrega de la Trilogía Irlandesa bajo las Lágrimas de la luna, en esta ya
conocemos a los habitantes de Ardmore y quizás es por eso que la trama de esta
segunda entrega juega un doble papel, continua con la historia que ya
conocemos gracias a "Joyas del sol", aunque los protagonistas pasan a ser Shawn y Brenna y sin olvidarse
de dar puntada sin hilo, la autora entreteje una trama secundaria que augura un
gran final para la trilogía.
Shawn lleva la música en
la sangre, haga lo que haga siempre puede entonar una melodía y tiene un don
para crear sus propias partituras, cuando Brenna, su amiga de la infancia, casi
una hermana para él y sus hermanos le plantea de manera práctica tener algo más
físico este se queda sin habla.
Brenna es práctica y
lleva enamorada de Shawn toda la vida, así que de manera drástica decide que si
se van a la cama se quitará la obsesión y podrá pasar página, lo que ella no
contaba es que desde que se lo dijo, él abre los ojos a lo que tenía en frente
y descubre que quiere más y está dispuesto a convertirlo en un romance.
Dos personajes muy
diferentes que se complementan a la perfección y aunque Brenna se verá en una
posición difícil por su relación deberá decidir si lo que siente es amor o solo
lujuria.
Mientras Carrick seguirá
incordiándolos para entender a los mortales y pone en ellos sus esperanzas para
que sean la segunda pareja creada por el amor verdadero y así aunque por la
noche pueda surcar el cielo sobre su caballo alado solo podrá tener el amor de
lady Gwen si no falla en sus intentos, esa será la verdadera magia del amor.
Una trilogía altamente
adictiva, cada entrega es la continuación de la anterior y aunque se introduce
algún personaje nuevo estos no alteran el fluir entre sus calles y campos.
Realmente, para mi modo
de ver, es una sola novela, una saga familiar donde cada uno de los hermanos
explorará el amor y la magia de sus tierras mientras descubren aquello que sus
almas desean.
Debolsillo acierta de lleno, del mismo modo que lo hizo con la trilogía de los
O’Dwyer formada por “Bruja oscura”, “Hechizo en la niebla” y “Legado mágico”,
no dudéis, si os está gustando está adorareis a los O’Dwyer y su magia celta.