Regresa la serie “Hombres
de acero” de la mano de María José
Tirado, en su primera entrega “Corazones de acero” nos mostró un equipo de
elite de los Navy Seals, hombres fuertes, valientes que se enfrentan a su
destino en cada misión que hacen y aunque todos intentan esconderlo tienen un
gran y generoso corazón.
Hoy en su segunda entrega
Acero bajo la piel nos reencontramos
con Gran Oso, apodo cariñoso de Sean Redcloud, un hombre con sangre sioux y
cherokee en las venas y que cometió el estúpido error de apartar a la mujer de
su vida, a su águila, de su lado decidiendo por ella.
Nikki es una joven de
buena familia que se enamoró de un marine con apariencia de Dios del sexo y con
el corazón más puro que había conocido, se casaron pero la felicidad le duró
poco ya que él la engañó y abandonó.
Han pasado cuatro años y
alguien ha intentado matar al padre de Nikki, Sean con todo el dolor de su
corazón acude al lado de la que fue y es la única mujer de su vida para
protegerla, los que han intentado acabar con su padre ahora van a por ella.
La empresa farmacéutica
de su familia a descubierto lo que podría ser una cura para la diabetes pero
nada es lo que parece, muchas mascaras irán cayendo de los diversos
protagonistas, Sean deberá elegir entre su corazón y su elección, Nikki dudará
sobre su próxima boda, pero lo realmente importante será descubrir si ambos
están preparados para recuperar su momento mientras intentan proteger sus vidas
de las garras de la codicia y la envidia.
Si con la primera entrega
la autora me cautivaba con su capacidad para mostrar unos personajes sólidos en
situaciones límites mientras sus corazones se debatían al caer en la cuenta del
amor, con esta entrega muestra que mantiene el tempo de la narración, consigue
un hilo general con los personajes masculinos atando cabos con la entrega
anterior y dejando más de una puerta abierta a futuros protagonistas.
No hay comparaciones
entre ellas, ambas entregas muestran una gran calidad argumental, descripciones
detallas, situaciones límites en thrillers con suspense y en un equilibrio
perfecto con el romanticismo, dos aspectos de una vida, trabajo y familia, sin
olvidarnos de los personajes secundarios que son brillantes y acostumbran a
sorprendernos con ironía, como en este caso la abuela Talulah quien además es
una narradora excepcional de las leyendas sioux y cherokees.
Titania nos ofrece una lectura ágil, dinámica, con un poco de todo y que no le
falta de nada y que va conformando una serie de la que el lector va a querer
más.
Personalmente no he
podido dejar de leer y al terminarla, no os contaré el final, me ha apetecido
releer “Corazones de acero”.
Los marines os esperan
para derretir vuestros corazones.