Cuenta la leyenda, que el descubrimiento del té fue fruto
del azar o quizás de la mano del destino. El Emperador chino Shen Nung obligo a
hervir toda el agua que fuera para consumo humano, cuando un día, mientras
descansaba a la sombra de un árbol de té silvestre, el dios Eolo soplo agitando
sus ramas y unas pocas hojas cayeron en su agua, esta adquirió un aroma
delicioso que sedujo al Emperador quien cayó cautivo de la deliciosa bebida.
El té llegó a ser una bebida mística que hasta el día de
hoy aporta a nuestra cultura nuevas tradiciones, usos y costumbres
.
En su novela El
club del té, Vanessa Greene nos
presenta una deliciosa historia donde se entrelazan la vida de tres mujeres que
podrían ser representadas por tres tipos de té. La más joven de ellas es Jenny,
como el té blanco de hojas jóvenes y suaves. Su vida se encuentra en un punto
de inflexión dado que en un par de meses pasará por el altar con Dan, un hombre
perfecto para ella, aunque en el pasado de Jenny hay una sombra que decidirá
aprovechar la ocasión para salir a la luz.
Maggie, puro Pu-erh, un té rojo como el flamante pelo de
Maggie. Joven, empresaria, autónoma, pero con grandes líos de corazón. Su
pasador regresa después de cuatro años para mostrarle que nunca segundas partes
fueron buenas y que, por otro lado, hay oportunidades que solo aparecen una vez
en la vida y vale más cogerlas al vuelo.
Nuestra tercera protagonista es Alison, un té negro con
solera, una personalidad forjada a base de esfuerzo que mantiene en equilibrio
una familia con dos adolescentes rebeldes y un marido marujón a la fuerza.
La pregunta es: ¿Qué tienen en común estas tres mujeres
tan diferentes?, la respuesta es un viejo juego de té que las tres codician y
que deciden compartir. Así nace una amistad sincera, donde les tres se apoyan
en sus proyectos, se escuchan en sus momentos bajos y se toman buenas dosis de
té riendo y charlando. Unas desconocidas que dan razón al dicho “Los
desconocidos son amigos que no nos han presentado”, grandes personalidades con
corazones enormes.
Unos personajes que nos invitan a tomar el té con ellas,
un ritual muy inglés pero que os aseguro muy relajante. Esta novela hay que
leerla como si hicierais un té, el agua tarda poco en hervir y al conjugar
todos sus ingredientes se consigue una maravillosa taza de té. Una novela que
atrapa al lector, que mantiene una dinámica muy fluida aunque el final es un
poco precipitado, sobretodo el de Maggie, aunque no me quejo.
Los capítulos se van intercalando con las historias de
cada una de ellas y sobre sus nombres una pequeña ilustración de una típica
taza vintage de té con su platito. Ellas llevan la voz cantante en la historia,
pero no os podéis perder los personajes secundarios, los escenarios que la
autora nos presenta y la locura que se crea alrededor del cuento “Alicia en el
país de las maravillas”.
Si no queréis que rueden cabezas deberíais leer esta
novela con una taza de té en la mano y pecando con unas pastitas de té, un día
es un día.
Vanessa
Greene con su primera novela me ha cautivado como a la mayor parte de lectores en
la Gran Bretaña y ya han decidido traducirlo a veintiocho idiomas, ¿os
imagináis con que más nos puede sorprender?
La Editorial Suma
de Letras nos ofrece este perfumado y delicado libro donde la narrativa se convierte
en poesía, el tiempo pasa rápidamente y me gustaría que continuará para saber
que sucede después del “… y fueron felices y comieron perdices.”
Os ofrezco un pequeño sorbo para deleitar vuestro paladar.