La chica de Summer
Hill es la primera entrega de la nueva serie que nos presentan Jude Deveraux y Vergara.
¿Os consideráis chicas Austen? ¿Creéis que no hay mejor
personaje que el señor Darcy? Espero que estéis preparadas para llevar la
pasión de “Orgullo y prejuicio” un paso más allá y sumergíos en el cálido
verano de Virginia, donde la ficción se mezclará con la realidad, los secretos
ocultos entre los arbustos darán un toque de magia y genialidad y os
enamorareis.
En un pequeño pueblo se está preparando la obra de “Orgullo
y prejuicio” con fines solidarios y Kit Montgomery ya ha ideado su plan para
jugar un poco al titiritero con sus vecinos, pero siempre con el amor que les
profesa.
Hasta allí viajan Tate Landers, el galán de Hollywood y
casualmente pariente lejano de Kit y su amigo Jack, también actor y estrella
quienes se verán envueltos en la vorágine de la obra sin darse ni cuenta.
Nuestra futura Lizzie es Casey Reddick, una joven chef que
ha huido de su vida para conocer a su padre y a alguno de sus hermanastros, ya
os aviso que son más que los enanitos de Blancanieves. Su vida gira entorno a
los fogones como brillante chef que es… pero un encontronazo con Tate les
pondrá las cosas muy difíciles a los dos.
Dicen que del odio al amor hay un paso, en este caso quizás
más que un paso parezca una carrera de obstáculos, lenguas viperinas susurran a
los oídos de ambos poniendo dificultades entre dos jóvenes que saben sacar lo
mejor del otro. ¡Qué mala es la envidia!
Una novela llena de sorpresas, con una prosa fluida el
lector va cambiando de escenario del mismo modo que cambian los actos de la
obra, todos los protagonistas de Jude Deveraux van cogiendo pinceladas de los
de Austen, creando un coctel irresistible y que se sube a la cabeza y se instala
en el corazón.
Secretos del pasado, venganzas, amores puros e inocentes,
chispas incontrolables entre piel y piel y las travesuras de unos pequeños
marcaran la trama de esta maravillosa primera entrega que nos deja con ganas de
mucho más.
Os prometo que con el primer capítulo ya estáis perdidas,
Casey es una Lizzie que ve a su Darcy (Tate) sin cristales de colores, ve al
hombre no al divo, una conjunción que mostrará la ira más pura e irracional del
mismo modo que el amor honesto y sincero.
Sin olvidarnos de los personajes secundarios que son
realmente magistrales y que nos invitan a fantasear sobre quienes serán los
próximos protagonistas de la serie.
Una novela sencillamente maravillosa, nada edulcorada pero
que transpira sentimientos a través de sus palabras.
Solo una recomendación, tened a punto el libro de Austen o
alguna de sus versiones de cine o televisión, no podréis dejar el libro sin
rememorar el clásico por excelencia.