Por María Valle Viña
Proyectar una luz sobre los problemas
más serios y a la vez no pronunciar una sola frase seria, estar fascinado por
la realidad del mundo contemporáneo y, a la vez, evitar todo realismo, así es
la novela que hoy os presentamos La fiesta
de la insignificancia.
Quien conozca las obras de Milan Kundera sabe que en él no son en
absoluto inesperadas las ganas de incorporar en una novela algo no serio. En
esta novela Kundera ve por fin
plenamente cumplido un viejo sueño estético, que puede leerse como un sorprendente
resumen de toda su obra.
Milan Kundera nació en República Checa en 1929.
Actualmente vive en Francia. En su lengua materna escribió, el volumen de
cuentos “El libro de los amores
ridículos” y las novelas “La
broma”, “La vida está en otra
parte”, “La despedida” y “La
inmortalidad”, entre otras. Ya en francés, las novelas “La lentitud”, “La identidad” y “La ignorancia”; la obra de teatro en
tres actos “Jacques y su amo. Homenaje
a Denis Diderot”; y cuatro ensayos: “El arte de la novela”, “Los testamentos traicionados”, “El telón”
y “Un encuentro”. Actualmente y
después de muchos años sin aparecer nos presenta La fiesta de la insignificancia.
El diario Le Monde la define como “Una fiesta de la inteligencia” y no es
para menos, en la última novela de Kundera
encontramos una novela brillante que se centra en nuestra época, que
resulta cómica porque ha perdido todo su sentido del humor. Un relato de dobles
sentidos, profunda, divertida y cómica centrándose en la seriedad.
Una novela que consigue ser frívola,
que busca y consigue expresar lo banal y dejar de lado lo solemne aunque en sus
entresijos se encuentren las ideas de la soledad y la muerte. Una magnífica
ironía sobre el ser humano.
Nos acerca el relato Tusquets Editores en una edición de 138
páginas, con una portada y contraportada sobria y sencilla, con una ilustración
del propio Milan Kundera.
Todo un deleite para la inteligencia,
un libro que no podéis dejar pasar de largo. Acabo con la invitación que
encontrareis en la contraportada del libro: “¿Qué más puede decirse? Nada,
¡Lean!