¿Es cierto que el destino está escrito en las estrellas?,
¿Podemos cambiar nuestra estrella?, ¿Estamos condenados a repetir los errores
de nuestros padres?
Estas son solamente algunas preguntas que podremos
resolver a lo largo de una novela seductora, llena de contratiempos y de buenas
y malas estrellas, de encuentros y desencuentros, de verdades escondidas y
mentiras escupidas a la cara, de almas y corazones puros y de cicatrices sin
curar.
Nada
más que una noche es un título que evoca pasión, lujuria y tiempo pasado,
un espacio limitado entre el ocaso y el amanecer, cada día distinto, peculiar y
diferente hasta que una luz revela el alma en los ojos del otro, transformando
cada noche en algo diferente y especial, aunque con la misma compañía.
Nuestros protagonistas tienen un armario lleno de
monstruos que les han marcado el carácter, donde la imposición de una máscara
transforma su ser en lo que quieren mostrar y esconden aquel lugar donde los
sentimientos se preservan para no ser lastimados.
Nicolás, le llamaremos Nick como a él le gusta, es
arrogante, mujeriego, déspota, un arquitecto famoso que deja un reguero de
mujeres a sus pies por donde pasa hasta que un día sus cálculos fallan y se
cruza con Lavinia, una mujer que no es una diosa romana pero que con una
sonrisa sincera es capaz de dar luz al infinito.
El pasado de Lavinia es oscuro, con una madre descuidada,
un padrastro drogadicto y dos hermanos a los que no puede proteger como ella
quisiera.
Parece que las estrellas sonríen a Nick en todo lo que
hace y que se han apagado para Lavinia, aunque sus dos constelaciones están a
punto de chocar y crear un universo nuevo y puro solo para ellos.
Dicen que encontrar la felicidad es una rareza, que la
dificultad de encontrar tu otra mitad de alma es casi imposible y si además
añadimos malas pécoras que ponen cizaña por en medio, gente que trata de abusar
del más débil y un pasado que cae sobre los hombros como una losa, diría que la
misión felicidad está abocada al fracaso.
Pero ciertamente, nuestros protagonistas son dos
personajes fuertes, con un carácter muy definido y juntos y separados van
descubriéndose a sí mismos como lo que realmente son, aves fénix que renacen de
las cenizas para mostrar al mundo sus capacidades y pisar fuerte en una vida
dura y llena de obstáculos.
Anabella
Franco me ha conquistado con una prosa muy cuidada, con la ironía y los
contrastes al mostrar la sociedad Argentina con sus luces y sus sombras, con la
sencillez de los pobres y la hipocresía de los ricos, con una humildad que
llega al alma y con una gran dosis de romance al más puro estilo de “Desayuno
con diamantes”.
Esta es su primera novela, pero en Argentina ya ha
publicado la continuación centrándose en Helena, la díscola hermana de Lavinia
bajo el título de “Una noche con ella”.
Así que amigas argentinas de La Petita Llibreria, no os
nombro pero vosotras sabéis quienes sois, si lo veis en alguna librería no lo
dejéis escapar y si tarda mucho en publicarse aquí, no dudéis en contarnos
algún detalle.
Vergara siempre va más
allá, y lo que muchos calificarían como novela romántica, nosotros la
calificaríamos como humana, con espíritu de superación, de lucha interior y de
realidad social, el amor es el vehículo donde fluye la magia de los corazones
al bailar al son de la música que toca.