Tengo entre mis manos una novela que me ha llamado la atención más que por
su título por su autor. Patricio
Sturlese me conquistó con su novela “El umbral del bosque” (Suma de letras 2012), y no podía dejar
escapar la oportunidad de leer una de sus obras más controvertidas escondida bajo el título de El inquisidor.
Antes de empezarla a leer había leído rumores que esta novela en concreto
había sido retirada de la venta al público en algunos países de latino-américa
como Ecuador y El Salvador y la verdad me extrañaba esa reacción frente a una
novela.
Cierto es que hay culturas muy ligadas a la religión y a su pragmatismo,
pero ese motivo no justifica la censura de una novela, si no te interesa no la
lees y listo. La libertad de expresión es uno de los pocos alicientes que le
queda al mundo.
Como contrapunto podemos decir que la novela fue seleccionada en el
catálogo audiovisual del Salón del Libro de París representando a la República
Argentina.
Tras la controversia decidí que no hay mejor juez para una lectura que un
lector, así que me puse manos a la obra.
La narrativa de Patricio Sturlese es ágil y dinámica, muy pulcra y concisa,
llama a las cosas por su nombre y sus descripciones son tan detalladas que
ponen los pelos de punta en determinados momentos de la lectura, nos
encontraremos al final de la Época Media donde la inquisición quemaba a las
brujas y torturaba a aquellos que pudieran tener algo en contra de la Iglesia.
El argumento se centra mucho en la figura del Inquisidor italiano Angelo
DeGrasso que debe arrancar la confesión a un brujo veneciano sobre la última
copia del Necronomicón, un libro prohibido, un libro satánico que encierra
según ellos el deplorable estigma del pecado, donde se habla de los arcanos de
los astros.
Un libro perseguido no solo por la iglesia, sino por dos sectas que quieren
o bien destruirlo o bien utilizarlo.
Este no dispondrá de mucho tiempo para hacerlo, pues en pocos días ha de
partir hacia el Nuevo Mundo en una misión que le será comunicada hasta que no
éste embarcando.
El personaje de Angelo sufre un cambio de trescientos sesenta grados, pasa
de ser el gran inquisidor a caer en la trampa de la carne y la alcoba. Este no
es el único giro interesante e imprevisible que el lector descubrirá página
tras página.
¿Está el futuro del mundo en manos de la persona indicada?, ¿Puede la fe
cegar el instinto humano?, ¿Realmente la época oscura de la Inquisición fue tan
brutal como parece?
Una novela ficticia con un profundo conocimiento de la época medieval, que
puede incluso escapar al lector, muy bien documentada y con unos pilares bien
forjados. Tal y como podemos leer en su contraportada nos encontramos ante “Una
historia apasionante que transcurre entre hogueras y castillos rodeada de
aquelarres y escandalosos romances a finales del siglo XVI”.