dimecres, 15 de maig del 2013

Thoreau. La vida sublime



Una vez más, la Editorial Impedimenta nos sorprende con una historia clásica presentada de manera impecable en una novela gráfica a cargo de A. Dan y Le Roy bajo el título “THOREAU. La vida sublime”, recordaremos una figura importante en la historia y una manera de pensar que hoy en día sería considerada tan peligrosa como entonces, pero que en ciertos aspectos nos podemos ver reflejados.

Además de tratar con rigurosidad las vivencias de Henry Thoreau, se desprende un gran trabajo de investigación y documentación palpables en el prólogo y en la transcripción final de la entrevista que uno de los autores, Le Roy, le hizo a Michael Granger, profesor emérito de literatura americana del siglo XIX en la Universidad de Lyon.

Si os preguntáis quien fue Henry David Thoreu, descubriréis en esta obra que fue escritor, poeta y filósofo estadounidense, de tendencias trascendentales y puritano. Autor de obras como “Walden” publicado en 1854 que narra su vida en los bosques, ya que quiso experimentar la vida en la naturaleza, por lo que en parte de esta obra reconoceréis sus años vividos en un bosque cerca de Walden Pond, cerca de su familia y amigos en Concord.

Recordado sobre todo como autor de “La desobediencia civil”, en la cual podemos entrever sus ideas políticas, unas ideas que se podrían resumir afirmando que el gobierno no debe tener más poder que el que los ciudadanos estén dispuestos a concederle, llegando al punto de proponer la abolición de todo gobierno. Sus ideas influyeron a personajes como Lev Tolstoi o Mahatma Gandhi.

Este ilustrado, el segundo de la colección “el chico amarillo”, capta a la perfección la esencia del carácter revolucionario de Thoreau a la vez que realiza un agradable paseo por las ideas fundamentales de sus dos grandes obras.

El cromatismo juega con los tonos verdes y ocres, estos envuelven al lector en la calidez de la lectura que combina de manera única la inteligencia de las sentencias de los globos con un dibujo caracterizado por un trazo firme y destacando a los personajes y su compleja emotividad por encima de los fondos o marcos que acompañan sin robar protagonismo a la acción principal.

Un bombón que nos ofrece Impedimenta y que se adapta a una de las frases más reconocidas de Thoureau: “No importa cuán pequeño pueda parecer el comienzo: lo que se hace bien, bien hecho queda para siempre”.