Dicen que del amor al odio hay un
solo paso y que del odio al amor también, pues os recomiendo que os preparéis
para hacer pasos hacia el uno y hacia el otro en esta nueva novela que nos
presenta Yolanda Quiralte.
En Las campanas no son sólo para las iglesias jugaremos al ratón y al
gato con unos personajes complicados y testarudos que no están dispuestos a
escuchar a su corazón y que cuando lo hacen no suenan campanas precisamente.
Diana Sierra, nuestra protagonista y
quien nos relata su historia es una joven agente de policía que se siente
ninguneada por su comisario, alias Conan, porque aunque tiene un humor de
perros esta que cruje.
Diana trabaja con grandes
compañeros, a cual más simpático que el anterior, su familia es única y os
prometo que como su abuela no hay dos, sus amigas Mafalda y Verónica son sus
confidentes y casi ángeles de la guarda.
Todo empieza cuando Diana tiene que
hacer bajar de un trampolín a Carlos, un hombre borracho y desnudo antes de que
salte a la piscina, no todo sale bien pero de ello nacerá una relación especial
entre nuestros protagonistas.
Este hecho hará que Conan, Víctor en
sus buenos momentos, saque la artillería pesada y sus celos puedan más que la
razón que le mantiene alejado de Diana, ella por su parte le considera un amigo
y a Conan su jefe, hasta que las cosas cambian y Diana descubre por sí misma y
un empujón de sus amigos que lo que realmente siente por Conan no es odio, sino
todo lo contrario y que sin ella darse cuenta es correspondido.
El problema es que cada vez que se
acercan él acaba marchándose sin dar explicaciones, ello le rompe el corazón a
Diana, realmente el comportamiento de Víctor es chocante, aunque os prometo que
todo tiene una explicación.
Hay que destacar los personajes
secundarios y los pequeños detalles, muy dulces, que Diana irá encontrando por
el camino, así mismo como las relaciones entre ellos y como un pequeño grupo de
amigos se amplia y trata de hacer feliz a Diana que va de mal en peor, a la
pobre le pasa de todo.
Una historia que se lee de un tirón,
con un compendio perfecto entre la historia de nuestros personajes y una trama
policial con giros argumentales que no siempre sorprenden pero que le dan un
punto dinámico muy atrayente.
Esencia nos presenta una novela romántica, dulce, irónica, con
muchos malos entendidos y porque no decirlo también su parte de mala leche. Me
he reído y me he enfadado, logra que los sentimientos fluyan y como a nuestra
Diana, Conan nos seduzca o nos entren ganas de atizarle.
Ya que llego al final, me gustaría agradecer
el epilogo donde la voz del narrador cambia y es Víctor quien nos explica muy
resumidamente su vida desde que conoció a Diana y hasta el momento actual, tres
años después de cerrar la novela.
Aquí os dejo sus primeras páginas,
si me permitís un consejo, tened a mano un poco de chocolate, lo vais a
necesitar.