Víctor Conde y José
Antonio Cotrina unen su imaginación para presentarnos una novela a cuatro
manos y diversas voces, una aventura más allá de nuestro mundo, una aventura
interdimensional donde la fantasía, los sueños y las pesadillas se encuentran
tras unas puertas que solo unos pocos podrán abrir.
Fantascy nos sorprende muy gratamente con Las puertas del infinito, una novela
que definiremos del mismo modo que el eje de su trama: circularidad, es decir
un juego sin fin, ni principio ni final, un círculo perfecto que gira sobre sí
mismo buscando respuestas a infinidad de preguntas.
Una novela dividida en dos partes, con capítulos cortos, dinámicos, con una
gran riqueza dialéctica y fina ironía, con el juego de contrastes que aporta
cada uno de sus autores, con una profunda simbología y la creación de multitud
de realidades alternativas complejas que gracias a sus detalladas definiciones
el lector puede llegar a asimilar y comprender.
En la primera parte, los autores nos introducen en su mundo onírico, nos
dan las pautas y las normas de sus puertas y nos invitan a cruzarlas con ellos
de la mano de sus jóvenes protagonistas por separado.
Por un lado conoceremos a Rebeca, una joven que ha pasado de ser esclava a discípula
de El Cerrajero, un hombre sin escrúpulos que la mandará a misiones casi
suicidas para recuperar objetos escondidos.
El mundo de Rebeca es Colapso, un mundo enloquecido en el que confluyen
diversas realidades alternativas a la vez.
Por otro lado conoceremos a Riddy quien dese la Mansión Infinita intentará
salvar un Londres del pasado devastado por los guerreros Ikari, unos enemigos
implacables, esté joven será guiado por Logan, el mayordomo de la Mansión y
quizás algo más.
En la segunda parte comienza la aventura trepidante donde los dos jóvenes
aperimantes deberán trabajar juntos para salvar al mundo de la total
destrucción. Una de las riquezas de esta parte es ver cómo evolucionan los
personajes y como chocan entre si debido a sus orígenes y dimensiones.
Una novela que en parte es como el Hysmon, la puerta definitiva que no
puede ser abierta, pero en este caso es la novela que cuesta cerrar al final.
Una aventura fantástica, juvenil, donde se trata la paradoja los mundos
oníricos, las dimensiones cubicas y los elementos oscuros, sin olvidar la
propia oscuridad del alma humana.
Como podréis leer en la contraportada el ser aperimante, es decir tener la
capacidad de ver las puertas a otras dimensiones y abrirlas otorga un poder al
alcance de muy pocos, pero hay que recordar que todo poder conlleva una gran
responsabilidad. ¿Podrán salvar el mundo o lo destruirán?
“Toda puerta que se abre, en algún momento debe volver a cerrarse”