Nora
Roberts, una autora que ha escrito más de ciento ochenta novelas que se publican
en treinta y cuatro países. Cada minuto se venden veintisiete novelas y
cuarenta y dos de ellas han debutado en el número uno de The New York Times.
Ahora nos presenta su última publicación en castellano de la mano de Plaza & Janés, por fin podemos
disfrutar de La testigo.
Como bien indica el título, la joven Liz de dieciséis
años se ve envuelta en un crimen perpetrado por la mafia rusa, la temida
familia Volkof. Con sus grandes habilidades intelectuales es una testigo
excelente, aunque sus habilidades sociales se empezaran a desarrollar cuando
sus dos protectores, los US Marshall Terry Norton y John Barrow entran en su
vida.
El día de su diecisiete cumpleaños su vida da un giro
radical, se enfrenta sola al mundo, un mundo donde Elisabeth o Liz no tiene
espacio, los Volkof la quieren muerta, no puede confiar en la policía, ni en
los Marshall. A partir de ese momento solo podrá confiar en sí misma.
La novela salta doce años en el tiempo, donde Abigail
(Liz) vive aislada con su perro Bert en las afueras de un pueblecito de
Arkansas, Ozarks, su rutina y su trabajo la mantienen ocupada y alerta. Sola
está más segura. Todo cambiará al conocer al nuevo jefe de policía, Brooks
Gleason, y a su entrometida familia. Abigail deberá decidir si prefiere seguir
huyendo sola o quiere hacer justicia y transformar la palabra “Mío” en
“Nuestro”.
Una novela donde la capacidad de racionalizar, de
calcular y de programar dan una falsa sensación de seguridad, confrontándose a
sentir, a amar, y sobre todo a la necesidad de dejar de huir.
Los personajes de La
testigo son impecables, los contrapuntos entre los buenos y los malos no se
sobre exageran, aunque el personaje más odioso no será ni un mafioso, ni un soplón,
será la propia madre de Liz, una mujer calculadora, fría como el hielo y que
considera a su hija un mero experimento.
Las descripciones del pequeño pueblo de Ozarks son
minuciosas y plasman el retrato de una sociedad donde los recién llegados son
la comidilla del pueblo, donde los hippies se instalaron en la década de los
setenta y aún conservan parte de su encanto.
Un lugar rodeado de montañas, arboles, donde la
naturaleza te saluda y da la bienvenida. Sus colores ocres, sus aromas de rocío
y lluvia, su cielo estrellado y sus vecinos son solo la cima de lo que Abigail
desea con todo su ser, un poco de normalidad, dejar de sentirse perseguida,
vivir la vida y no sobrevivirla.
En su pequeño mundo cerrado entrara como un vendaval
Brooks para enseñarle que se puede confiar en la gente y que las cosas con
ayuda son más factibles de llevar a cabo. Junto a él descubrirá el poder de la
familia, de la amistad y del amor.
Quizás este por fin preparada para dejar descansar en paz
a Liz y darle una vida plena a Abigail. ¿Podrá hacer justicia doce años
después?
No es la primera vez que la trama de una novela de Nora Roberts entrecruza la visión de
los cuerpos de seguridad, los crímenes y su pluma con tinta negra seduce con un
ritmo que se adecua a cada momento de la narración, dando tempos rápidos a la
trama negra en sí, y regalando tempos más suaves en tramas personales.
Una historia que sigue la estela de “Emboscada” y “Polos
opuestos”, donde la protagonista femenina muestra su fuerza y coraje. Una
novela claramente de misterio y policiaca con un tono de perspicacia e ironía.
Una historia con su toque justo de amor.
Uno de los detalles que más me ha gustado es como Liz se
transforma en Abigail, no puede dejar de ser casi fría después de haber vivido
con su madre, pero su adaptación al mundo real llega a rozar la ironía más
dulce e inocente.