En
Mil besos y cien más viajamos a la
antigua Roma, una época de contrastes entre los hombres y las mujeres, mientras
ellos recibían una educación destina a dominar y conquistar, ellas eran
educadas para convertirse en grandes matronas, la señora de la casa, un ser
dominado por el hombre de la casa y sin voz ni voto, o eso es lo que se
pretendía.
Esta
novela rescata la historia de Catulo y Lesbia, un sencillo poeta y la noble
Clodia, recogidos en los cármenes catulinos.
Página
a página convivimos con la hermosa Claudia y descubrimos como el tiempo
erosiona su vida como las grandes ventiscas erosionan los templos. Claudia es
una niña que ama los libros y que profesa un amor muy especial a su hermano,
juntos son fuertes y separados están incompletos.
Claudia
se ve obligada a casarse con Quinto y con quien nunca es feliz, ni despierta a
la vida hasta que aparece en su vida el joven Catulo, un hombre que le
descubrirá la fuerza del amor, del sexo y de la comunión no solo de los cuerpos
sino de las almas.
Un
hombre podía tener amantes, ir a orgias o ser perverso, pero pobre de la mujer
que fuera descubierta con un amante o fuera tachada de adultera.
Esta
novela se recrea tanto en el ambiente histórico, en sus villas, en su senado y
en su sociedad establecida sobre el poder del dinero y de la sangre, como en el
resurgir de una mujer en un placer que parecía solo reservado para los hombres.
Laura Sciolla, hace unas descripciones tan
detalladas de sus personajes que hacen al lector cómplice del amor entre Catulo
y Lesbia, el horror frente al marido de Claudia o la relación tormentosa entre
los hermanos.
Una
novela llena de intrigas políticas, de contraposiciones entre la razón y el
corazón, entre el deseo y el amor, una novela que deshiela los inviernos y
florece los cerezos, rica en matices y muy celosa de sus secretos.
Grijalbo apuesta por una obra tachada de
purpura picante, pero que está recubierta por la sangre de los vencidos y el
vino de los vencedores, por la miel y la hiel, por una sociedad donde el sexo
era aceptado pero el amor era un desconocido, donde unas palabras dulces
susurradas en el oído desatan pasiones y donde las puñaladas por la espalda son
el menor de los males posibles.
Pobre
Lesbia, condenada a conocer el amor y a ser amada en una sociedad poco
comprensiva, pobre Catulo un joven posesivo de su amor sin limitación.
Una
historia donde la palabra más destructiva es un verbo muy lejano a pelear,
sufrir, llorar o morir, la verdadera cruz de esta historia es el verbo AMAR.