Hay que ser muy valiente para esconder detrás de una
portada dulce y delicada, como la de Regreso
al café de los corazones rotos, una historia que recorre las miserias y
alegrías de la vida de Peach Rondell, una historia que encierra mil sinsabores,
mil preguntas, mil pesares, pero que descubrirá a nuestra protagonista lo
importante de la vida.
Recorreremos con ella parte de su vida, desde las
travesuras que hacía de pequeña con su hermano hasta el día presente, como sus
padres, hermanos y todas aquellas personas que han ido y venido de su vida la
han influenciado hasta ayudarla a convertirse en la mujer que hoy es.
Después de separarse de su marido y caer en el abismo su
psiquiatra le recomienda que vuelva a sus raíces y escriba un diario con sus
recuerdos, sus vivencias y donde no se engañe. Gracias a este consejo, Peach
regresa a Chulahatchie y se instala con su madre, la ganadora del premio Nobel
a la manipulación, donde encontrará su lugar en el Heartbreak Cafe. Un lugar
acogedor donde conoceremos a personajes como Scratch, Boone, Prudy y Dell, en
su mesa al rincón descubrirá la magia y el misterio de las palabras. Los
recuerdos la rebasaran, brotaran como el agua de un embalse cuya presa se ha
roto y la dejaran agotada pero satisfecha.
Peach descubrirá que como todas las demás personas de
este mundo, lo hace lo mejor que puede y que la familia no es solo la gente con
la que compartes ADN, sino todas aquellas que te quieren por ser como eres.
Una historia dividida en tres partes vitales, la primera
“Antecedentes” nos explica como Peach llega a la situación en la que se
encuentra, la segunda “Evolución” nos muestra una mujer que se está
sobreponiendo, que aprende a decir que no a lo que no quiere y a llevar a cabo
lo que quiere y la tercera “Reconciliación” es la más dura de todas pero
también la más gratificante de leer, aunque las lágrimas llegan a correr por
las mejillas del lector.
Penelope
Stokes me conquisto y me atrapo con la manera de plantear a sus personajes, unos
personajes que podríamos ser cualquiera, con una sencilla frase me conquisto,
alguna vez habéis sentido o pensado algo y al segundo caer en la cuenta que
esas palabras, esa manera de hacer seria digna de vuestra madre, pues bien, a
Peach si le sucede.
Una historia muy humana, que muestra todos los irisados
de los colores, el rojo de la pasión, el verde de la envidia, el blanco de la
pureza, el azul de la tranquilidad y todo un arcoíris de la amistad.
Con unos pilares solidos como son sus descripciones, esta
novela tiene unos cimientos muy sólidos, marca muy bien el tempo de su
narrativa y no deja indiferente a nadie, conmueve y enternece. Muestra un
retrato muy bien delineado de una vida truncada que busca un nuevo camino para
continuar, y lo más importante es que ese camino existe.
Vergara siempre
sorprende, sabe elegir muy bien sus novelas encontrando un equilibrio perfecto
entre lo dulce y lo salado, entre las alegrías y las penas, entre la
desesperanza y la esperanza.
Me gustaría compartir con vosotros una pizca de sabiduría
que he descubierto en esta novela: “Vivir el presente” podría parecer un
objetivo que vale la pena perseguir, pero solo si vale la pena vivirlo.
Un reflejo de lo que la vida nos puede mostrar y enseñar.