Anabella
Franco es una auténtica
revelación y revolución en la novela romántica argentina y afortunados de
nosotros podemos disfrutar de sus títulos gracias a Vergara.
Con su pluma ágil, sus sentimientos a flor de piel
y su sensualidad bañada a la luz de la luna ya nos sedujo con “Nada más que una noche” y “Una noche con ella”, hoy se ha propuesto llevarnos con ella Camino al placer.
En esta novela nos encontraremos con dos
protagonistas que no pueden ser más antagonistas de ellos mismos, tranquilos
que no se me ha trabado la lengua, quiero decir que ellos son sus peores
enemigos.
Es cierto que muchos de nosotros cuando nos vemos
en el espejo vemos lo que otros no ven, nuestras imperfecciones e inseguridades
salen a flor de piel y si a ello sumamos que siempre hay personas que dinamitan
la confianza de los demás, la imagen que vemos es autodestructiva.
Natalia es una joven maestra de veintiocho años, tímida,
atada por su madre y las convenciones del instituto donde trabaja y la
mangonean. Cree que nunca encontrará a nadie que la quiera y por eso decide
escribir su propia novela y dejar de leer las de los demás.
Cuando decide empezar cruza por su vida un hombre
atractivo, de cuarenta y muchos, su propia fantasía hecha realidad y así es
como empieza a escribir, lo que ella no esperaba es que aquel hombre se fijará
en ella, la sedujera y la enamorará.
Todo sería perfecto si Julián, no fuera el padre
de una de sus alumnas, una joven que solo desea que sus padres vuelvan a estar
juntos y les hará la vida imposible. Julián tampoco se ve como Natalia, se
siente fracasado, frustrado en el trabajo y poco comprendido.
Ambos serán el reflejo perfecto del espejo del
otro, aunque Natalia deberá decidir qué es lo mejor para los dos aunque le
parta el corazón.
En esta novela la autora nos regala dos historias,
la de Natalia y Julián y la que esta está escribiendo sobre ellos descubriendo
a sus alter-egos Nadia y Fabián.
Realidad y ficción se mezclan para mostrar dos
almas gemelas que aunque el tiempo les ha separado unas décadas sienten lo
mismo y sus corazones laten al unísono.
¿Qué importa la diferencia de edad si la persona
es la adecuada?
Una novela que profundiza en las relaciones familiares,
en las responsabilidades y en la importancia de seguir los dictados del
corazón. Voy a robarle una frase a la novela “Vale más un instante robado al
tiempo que la eternidad equivocada”
Pura inspiración