Nunca
olvidan es la segunda parte de la trilogía “Mentes poderosas” que nos regala Alexandra Bracken.
Para todos aquellos que no hayan leído la primera parte y
se encuentren con la segunda en las manos, no tendrán muchos problemas en
seguir la historia dado que la autora enmarca los hechos más importantes con
recuerdos y diálogos de los personajes, aunque hay matices que se perderán y
subtextos que les pueden pasar desapercibidos.
En esta segunda parte nos reencontraremos con nuestra
protagonista Ruby, que condeno su amor y su alma para salvar a aquellos que
formaban parte de ella. Ahora trabaja para la Liga de los niños, una organización
que lucha contra el Gobierno, o eso parece.
Una nueva misión la llevará a buscar a Liam, su corazón,
un joven al que le borro sus recuerdos para salvarle la vida, en sus manos ha
caído por error la respuesta a muchas preguntas sobre la enfermedad
neurodegenerativa idiopática aguda en adolescentes (ENIAA) que está acabando
con la población juvenil y por el camino se reencontrará con Chubs.
Nuevos personajes aparecen en escena, Vida, una joven muy
temperamental y Jude, un activo demasiado joven y con un corazón muy noble.
¿Será este encuentro la solución a los problemas de los
jóvenes?, ¿Podrá Liam reconocer a Ruby?, ¿Cómo será el futuro cuando la
información caiga en las manos adecuadas?
Las segundas partes de toda trilogía suelen concentrar la
mayor parte de la acción que se había empezado a plantear en la primera
entrega, en este caso la autora consigue mantener el nivel de exigencia de su
narrativa y de la acción que sucede de manera trepidante página a página.
Sorprende la facilidad con la que juega con los
sentimientos, los recuerdos y el peligro que se esconde en el mundo real bajo
un manto de miedo y desconfianza.
Sus personajes van adquiriendo profundidad y sus
descripciones crean un marco incandescente de colores.
RBA
Molino acierta de pleno con la publicación de esta trilogía, tiene suspense,
acción, profundidad, sentimientos y humanidad, una difícil combinación que en
ella encaja a la perfección.
Lo que más atrae de los personajes es que son
imperfectos, son jóvenes que luchan por un futuro mejor, un lugar donde poder
ser libres y donde sus habilidades especiales no los tachen de monstruos.
Reconozco que hay un compendio entre personajes buenos y
personajes manipuladores y psicópatas, pero la pregunta es ¿Quién conseguirá su
sueño? ¿El bien logrará prevalecer y construir un mundo mejor o el miedo y el
mal conseguirán destruir todo aquello que alguna vez fue bueno?
Esta segunda parte me ha dejado sin aliento, con un final
que no me esperaba y con ganas de descubrir que harán ahora nuestros
protagonistas.
Una trilogía que no puede faltar en ninguna biblioteca
juvenil y no tan juvenil.