Fernando Benzo me ha sorprendido con una novela
que se asemeja más a un guion de película debido a una prosa muy visual, tiene
fuerza vital propia, sus diálogos añaden agilidad y dinamismo a la lectura a su
vez que una ironía más directa que indirecta.
Las cenizas de
la inocencia
se nos presenta con una portada muy atractiva donde se juega con el rojo de la
sangre, el negro de la muerte y a su vez parece que estemos viendo una imagen a
través de una persiana, el lector es un curioso que está a punto de descubrir
los años 40 y lo que conllevan para los menos afortunados y aquellos que
seguirán el camino menos transitado y más peligroso de la vida.
Un título poco metafórico que nos adelanta como la
infancia y la inocencia han desaparecido dejando lugar a una adolescencia y
madurez sombría.
La narración está en primera persona, conoceremos así a
Emilio el monaguillo y no por su devoción a ir a misa sino más bien por
repartir hostias.
La historia arranca en la adolescencia de Emilio quien
vive o mejor dicho sobrevive con su madre Marita “la olorosa” tras la
desaparición en la guerra civil de su padre tras haber sido llamado a filas en
el bando republicano. Su vida es gris hasta que conoce a Nico quien se
convertirá en su mejor amigo y le introducirá en el local Dixie, un lugar que
si hubiera estado en Chicago seria frecuentado por Al Capone pero que al estar
en Madrid es el lugar perfecto donde confluyen los poderosos y no buenos
samaritanos de la sociedad.
Un lugar del que me gustaría destacar su jazz en la voz
de Asia, su humilde cantante quien junto a la madre de Emilio son los dos
personajes femeninos que a mi modo de ver tienen más fuerza que el compendio de
los masculinos.
Conoceremos a personajes como Matías Sampedro y Jorge
Lanza dos mafiosos estraperlistas enfrentados y con la intención de eliminar al
otro, dos gánsteres que dominan las calles como Dioses de barro por la fuerza
del miedo. La policía en sus altas esferas esta corrupta y lo que parece una
época de tranquilidad y estabilidad tras la guerra esconde un submundo que
resurgirá con fuerza.
Las historias de estos personajes y algunos otros están
narrados en tercera persona cambiando la visión más intimista de Emilio por una
más global, puntualizando en que el autor da su propio espacio y carácter a la
ciudad de Madrid transformándola en un ser cruel con unos y benévolo con otros.
Así entramos en un mundo clandestino donde los personajes
tienen dos caras, aquella que muestran de lo que quieren ser y la real donde
hay más sombras que luces.
Eso sí, muchos de ellos deberán acabar pasando cuentas
con las consecuencias de sus actos.
Esta historia que nos presenta Plaza & Janés me sobrecogió desde la primera página donde un
Emilio adulto nos explica de manera muy vivida como y cuando mató a un hombre y
sus sentimientos respecto a ello.
Estamos frente a la historia de la vida de un hombre y de
una ciudad. Una biografía marcada por el desdén, el odio, la supervivencia y el
amor.