Desde La Petita Llibreria nos
gustaría acercar al público la figura de Gabi
Martínez, un hombre apasionado por las letras y por la tinta que recorre
sus venas.
Ya nos
sorprendió con “Sólo para gigantes”, “Los mares de Wang”, “Diablo de
Timanfaya”, “En la barrera”, “Sudd”, “Ático” y “Una España inesperada”, todos
ellos salpicados con un realismo que sacude conciencias a la vez que nos
muestra nuevas maneras de ver la vida, nuevos sitios y nos abre la mente a
nuevas visiones.
Su pluma
ágil y altamente adictiva nos presenta en esta ocasión Voy de la mano de Alfaguara,
una obra maestra que os sugerimos que no la dejéis escapar pues os veréis sorprendidos
por una prosa fantástica, amena y una gran fotografía sobre la persona, los
lugares y el marco histórico, social y político de los momentos que marcaron el
desarrollo de una gran historia.
Puestos en
materia, nos preparamos para el viaje y dejarnos fluir por el encanto de su
autor:
¿Cuándo descubrió que el mundo de las letras le estaba
esperando?
Mi
afición por la lectura arranca con los cómics que mi padre me traía de niño
cada sábado a mediodía al volver de trabajar. Después, recuerdo como una
revelación Zalacaín el aventurero, una novela que me animó a seguir buscando en
otros textos lo que Zalacaín me había dado. Supongo que ése es el origen de la
pasión. Al cabo de los años creí que quizá yo mismo fuera capaz de hacer sentir
a otras personas lo que yo había sentido gracias a la literatura, y aquí sigo.
El protagonista de la narración va en busca de Gabi
Martínez, ¿cree que es más fácil escribir sobre otra persona o escribir sobre
uno mismo?
Es
fácil escribir sobre cualquiera en quien hayas pensado intensamente, a quien
hayas construido en tu cabeza, porque ese deseo de transmitir un yo genuino
-sea cual sea- acaba trasladándose al texto. Se trata de querer en serio vivir
una vida, aceptar lo mecanismos mentales de quien sea, los tuyos incluidos, ser
capaz de ver el mundo con los ojos que te pones cuando te sientas a escribir.
Alguna vez he dicho que todos nos vemos como personas pero para la mayoría no
somos mucho más que personajes. Entonces, ¿qué dificultad hay en elaborarnos
como ficción? Al escribirte, tú mismo pasas a otro plano, te conviertes en la
idea de un hombre. Si logras verte como tal, no deberías representar un
problema mayor que cualquier otro protagonista.
¿Cree que la máxima “Es narrando que nos narramos”
cobra una especial importancia en este relato?
En
este relato, quizá de un modo más evidente. Aporto otro refrán: el camino se
hace andando. Creo que toda acción lleva a un reflexión, y en este libro he
intentado mostrar cómo un cúmulo de situaciones resultan decisivas para ir
esculpiendo el carácter de una persona. Contándolas me he contado un poco más a
mí mismo, sí.
¿Cómo consigue un equilibrio tan perfecto entre
realidad y ficción?
No
soy del todo consciente de ese equilibrio, en todo caso lo intuyo, pero si,
como dices, funciona, quizá se deba a que vivo ahí. Al cabo del día paso muchas
horas en universos de ficción -muy creíbles, ya sean literarios, de cine,
cómic...- de modo que a la hora de pensar o escribir, a menudo lo real y lo
inventado se combinan naturalmente dando lugar a esa mixtura verosímil. Porque,
finalmente, el meollo de las historias es que sean creíbles, que ahí dentro
palpite una verdad que el lector sepa genuina, más allá de las ficciones a las
que el autor haya tenido que recurrir para lograr ese efecto.
Integrar el género periodístico en la novela le ha
aportado ese toque personal e identitario de sus novelas donde siempre hay un
espacio para las sorpresas y las novedades. ¿Le costó la transcripción del
periodismo dentro de la novela?
En
absoluto, yo me formé como periodista. Soy periodista. Esta profesión me ayudó
a superar una timidez enfermiza y a enfrentarme al mundo a base de preguntas,
de modo que conozco desde dentro la dinámica periodista-entrevistado l.
¿Qué novela de las que ha escrito es la niña de sus
ojos?
Buf,
qué difícil. Sobre todo teniendo en cuenta que hasta ahora he tenido la inmensa
fortuna de escribir lo que he necesitado -y es literal lo de necesitar- en cada
momento. Varios libros han significado algo importante, un paso hacia algún
lugar. Aunque el que desde luego revoluciona mi vida es Sólo para gigantes.
Artísticamente, creo que con En la Barrera llegué a algún lugar hermoso... y
Voy es la culminación de un recorrido... aunque me has preguntado por novela y,
literalmente hablando, solo Voy lo es.
¿Cómo ha sido el proceso de documentación y la
escritura de esta fabulosa obra?
Te
agradezco mucho el adjetivo. El proceso es el de una vida viajando con una
libreta y un bolígrafo, experimentando el amor y el desamor, el deseo, la
censura -uno de mis libros estuvo a punto de ser retirado de las librerías
canarias-, la decepción con el periodismo, la impotencia ante la hipocresía de
los políticos y la presunta autoridad, la observación de las personas, los
animales, las geografías, el constante cultivo de la fantasía y el interés por
lo que se suele ver como marginal.
El protagonista de su historia ve como sus más
allegados se le presentan para mostrar matices o versiones de la aventura.
¿Cuál cree que es el más revelador?
En
una composición a base de fragmentos, prescindir de uno siempre significa no
alcanzar el dibujo final. Creo que todas las piezas son necesarias para
entender alguna faceta del protagonista. Aunque si debiera quedarme con uno, no
por revelador sino porque le habita un espíritu espléndido con el que no me
importaría envejecer, ése es Harry, el guía australiano.
El periodista va tras la investigación y podemos ver
que los objetos nos dan mucha información. ¿Qué cree que contarían sus
utensilios?
La
libreta y el boli, ¡todo! O la mochila. Lo demás, casi siempre es provisional.
Herramientas que sirven para ocasiones concretas, aunque a veces sin ellas se
pasaría muy mal. De todas formas, me apunto la idea. Igual que Wajdi Mouawad
acaba de hacer una estupenda novela narrada por distintos animales, habrá que
explorar las posibilidades de los objetos del viajero.
Si usted se perdiera por el mundo ¿Dónde lo podríamos
encontrar?
Sudán.
Es una posibilidad. Uno de los lugares donde sin duda volvería. La elegancia y
la dignidad de esa gente, las distancias desoladoramente bellas, el viento...
Sudán.
¿Cree que los humanos estamos atrapados en el
engranaje del destino permaneciendo impasibles a éste?
Ese
es un planteamiento bastante fatalista. Voluntad y respeto son dos cosas que me
enseñaron mi padres para hacer frente al destino. Y algo ayudan.
Usted nos habla de la importancia de establecerse en
un lugar, echar raíces, encontrar su lugar en el mundo… ¿No cree que a veces es
bueno cortar por lo sano y descubrir la inmensidad del mundo?
Claro.
Soy partidario activo de esas rupturas. Creo que el viaje es una grieta por donde
corre el aire, la vida se ventila mejor viajando. Pero suele ser más sencillo
viajar sabiendo más o menos que hay un lugar en el mundo donde alguien te
espera.
Para finalizar,
nos gustaría formularle la pregunta de la casa: ¿Cuál es aquella pregunta que nunca le han hecho y siempre ha querido
contestar? ¿Nos la puede responder?
P- ¿Hay alguna
pregunta que no le hayan hecho y siempre haya querido contestar?
R- No.
Muchísimas
gracias por su tiempo y sus palabras. Para nosotros es todo un placer poder
acercar a nuestros seguidores una figura tan ilustre de las letras.
Mucha suerte
y gracias de nuevo.
Muchas gracias a
vosotros por el interés y la atención que habéis prestado al libro. Ha sido un
placer.
Un cordial saludo.
Gabi.