Javier Castillo regresa a nuestras manos tras una larga espera después de dejarnos sin palabras con “El día que se perdió la cordura”, “El día que se perdió el amor”, “Todo lo que sucedió con Miranda Huff “ y “La chica de nieve” presentándonos El juego del alma de la mano de Debolsillo.
Nos reencontramos con Miren Triggs protagonista de su novela anterior “La chica de nieve” aunque ambas novelas tienen su propio final cerrado y se pueden leer de manera individual yo os recomiendo que leáis ambas dado que la prosa el autor se lo vale y sus tramas son a lo mínimo sorpresivas.
Miren es periodista de investigación del periódico Manhattan Press y mientras esta en una firma de su libro alguien le entrega un sobre, en su interior una fotografía polaroid con la imagen de una joven adolescente, amordazada, maniatada y con un título “GINA PEBBLES 2002”. Una fotografía que le remueve el alma.
En el mismo período de tiempo en los suburbios de Nueva York se encuentra el cuerpo crucifico de una joven de quince años, Allison es nuestra nueva victima.
¿Hay alguna relación entre ambas jóvenes?
Miren junto a Jim Schmoer, su antiguo profesor de periodismo, intentaran encontrar a la joven de la fotografía mientras investigan el caso de la crucifixión.
Ambos casos les llevaran a las puertas de una institución religiosa poco ortodoxa y con más sombras que luces.
No serán los únicos en investigar los casos dado que la policía también hará su trabajo mostrándonos así el autor diversas maneras de trazar un caso y desarrollar una investigación.
La novela tiene un inicio potente, es imposible dejar de leer, el lector queda atrapado entre las voces de sus protagonistas quienes intercalan sus voces mostrándonos sus dudas y descubrimientos.
Las descripciones tanto del ambiente como de los personaje son muy detalladas, los saltos temporales están bien definidos y construidos como una pieza indispensable en el puzle, la prosa del autor es muy limpia, pulcra y directa, mantiene un tempo rápido en su narración y juega con el lector dándole un giro al final ofreciéndonos algo inesperado.
Una novela que reúne la religión desde una visión fría y objetiva, la investigación policial y la periodística, el crimen y la obsesión. Todo ello equilibrado creando una trama donde los diversos hilos conductores van creando un tapiz de misterio.
No la dejéis escapar y recordad: “El final de las historias nunca es lo que uno quiere, pero sí el que siempre fue inevitable”