Hoy os presentamos la novela
ganadora del XII Premio Terciopelo de Novela Romántica firmada por Mimmi Kass.
Todo un descubrimiento para mí, una
autora española que hasta el momento no conocía y que ha conseguido picarme lo
suficiente para buscar nuevos títulos de ella.
Con una portada muy descriptiva nos
encontramos a una pareja joven besándose sobre un fondo marcado por los tonos
verdosos de la bella aurora boreal.
Bajo la aurora boreal es una novela de autodescubrimiento, de crecimiento
personal, de libertad y de amor.
Nuestra protagonista es una joven
inexperta Jana, una joven que ha terminado la carrera de medicina pero no
quiere volar bajo la influencia de su padre y decide aceptar unas prácticas
como matrona en el Hospital San Jakobs de Tromso.
Una joven sobreprotegida, criada
entre algodones que quiere volar y para ello se compromete con Lars, el
candidato perfecto según sus padres.
Ante su nueva vida siente miedo a lo
desconocido y a su vez una fuerza vital que la empuja a ir más allá, a ser
quien realmente quiere ser.
Allí, en el círculo polar Ártico
hará buenas migas con su compañera de trabajo y así es como conocerá a Magnus,
un salvaje, bruto y muy atractivo marinero. Un hombre más mayor con las ideas
muy claras que le enseñará lo que realmente necesita descubrir sobre sí misma.
Ambos se complementaran a la
perfección, ella no solo conseguirá la libertad que ha deseado toda su vida,
sino alguien que realmente la ve a ella, él descubrirá que un corazón frío no
está muerto.
Esta historia narrada en tercera
persona mantiene un tempo sostenido, es ágil y ligera, sin darte cuenta vas
pasando páginas y en cierta manera no quieres llegar al final.
Su prosa es limpia y gracias a sus
descripciones podemos sentir un gran frio exterior y a su vez un gran fuego
interior y sus personajes secundarios están bien construidos hasta el punto que
alguno se merece una patada en el culo.
Terciopelo nos presenta una novela muy completa y que tras un
romance se esconde la necesidad de una joven de madurar, crecer y vivir su
propia vida, aunque para ello deba viajar al infierno de hielo.