Llega
a nuestras manos la segunda entrega de la serie Edilean de Jude Deveraux, tras “El aroma de la lavanda” nos encontramos con Los días dorados, ambas se pueden leer
de manera independiente, llenas de amor, pasión y aventuras nos dejan con ganas
de descubrir cómo nos sorprenderá en la próxima entrega de esta serie.
Si
cuando leímos la primera entrega nos encontrábamos en la actualidad, en esta
viajaremos en el tiempo hasta la Escocia del 1766, donde todavía existen los
clanes y los Lairds, los castillos y las torres del homenaje, los grandes
ventanales de piedra y las disputas entre ingleses y escoceses.
Si
no explicará nada más quedaría la novela reducida a una más de las cientos que
existen sobre las Highlands y los masculinos escoceses, pero este es solo el
principio de un cambio. Una joven heredera en manos del déspota y avaro de su
tío harán que la vida de la joven y bella Edilean Talbot se cruce con la de
Angus Mc Tern, antiguo laird y súbdito del tío de la joven, y ambos acaben con
el apellido Harcourt.
Su
viaje acaba de empezar rumbo al nuevo mundo, un lugar donde podrán ser quienes
deseen ser y vivir su vida, ella sueña con todo lo que le espera y él recuerda
todo lo que deja a sus espaldas. ¿Podrá el amor ser lo suficiente fuerte para
romper con el orgullo de él y la delicadeza de ella?
El
lector quedará atrapado con la historia y si no ha leído la novela que la
precede y la lee después, creo que incluso puede ser mejor dado que seguiría un
orden cronológico de pasado a presente, aunque debo reconocer que tiene su
punto el hecho de empezar por el final, ya que el lector queda con las ansias
de descubrir cosas sobre los fundadores de la ciudad de Edilean, cerca de
Williamsburg.
La
pregunta que queda en el aire es saber hacia donde continuará la serie, tenemos
lo que parece el principio y el final, pero muchos espacios en blanco para ir
rellenando, una aventura de la que todos los seguidores de Jude Deveraux podrán
disfrutar y reencontrarse con las sensaciones del nuevo mundo.
Los
personajes de Los días dorados son al principio muy estereotipados, el típico
hombre fuerte de las montañas que cuida del clan, la doncella en apuros, el
avaro y el vicioso, pero la autora consigue con gran maestría y fluidez darle
la vuelta a los personajes mostrando a un hombre sensible y humilde, a una
mujer lista y luchadora, una historia donde la evolución de los personajes va
evolucionando a la vez que su ambiente, el nacimiento de las nuevas grandes
ciudades como Boston, los ejércitos que luchan contra los indios, nuevas
empresas que se fundaran para mejorar la productividad, y la trata de
servidumbre de todos aquellos que el Reino Inglés deportaba a tierras lejanas,
sin juicios justos.
Vergara acierta como siempre, que más se
puede pedir a una historia que te atrapa desde el principio, te sumerge en la
gran aventura de la vida de sus personajes y consigue que no puedas dejar de
leer hasta el final. Consigue que el lector adore a sus personajes aunque a
veces le entren ganas de gritarles o morirse de la risa cuando la providencia
arregla los desaguisados de sus vidas.
Cuando
terminé de leerla, no pude resistirme a releer “El aroma de la lavanda”, es así
de adictiva.