dijous, 4 de juny del 2015

Los héroes son mi debilidad



Un invierno riguroso.
Una isla solitaria cerca de la costa de Maine.
Un hombre. Una mujer.
Una misteriosa casa que se asoma al mar…

Me cuesta mucho hacer esta reseña, esto significa que la novela ya se ha terminado, que las aventuras y desventuras de nuestros protagonistas quedaran en cada lector pero que la sensación de leerla por primera vez ya no se podrá repetir.

Susan Elisabeth Philips nos enamora novela a novela, lo consiguió con “Una Chica Brillante” y repite de nuevo con Los héroes son mi debilidad, una novela que tiene suspense, tragedia, amistad, entuertos, mentiras y sobretodo mucho amor.

Nuestra protagonista es la joven Annie, una actriz que aparcó su vida para cuidar a su madre y ahora regresa a un lugar que le trae buenos y malos recuerdos a la par, un lugar donde pasaba los veranos y donde sus primeras amistades y su primer amor florecieron hasta que la vida lo destruyo.

Annie no está preparada para los reencuentros, solo debe quedarse en la casa durante sesenta días y esta será suya, la gran peculiaridad de nuestra nueva mejor amiga son sus títeres, con los que ayuda a los niños y les entretiene, ellos personifican su coraje, su alma rebelde, su romanticismo y la realidad.

El reencuentro es inevitable cuando tu vecino más próximo es tu primer amor, un hombre atormentado que se refugia entre cuatro paredes y al cual la desdicha parece perseguir ¿Es el villano que ella recuerda o ha cambiado? ¿Quién es realmente Theo?

Annie deberá enfrentarse no solo a los desplantes de su vecino, sino que parece ser que alguien está intentando asustarla y echarla de la isla, pintadas, intrusiones, disparos ¿Quién la acosa? ¿Por qué? 

Vergara nos regala una historia muy completa y sobretodo con un espíritu luchador, de supervivencia, de pocas damiselas en apuros y con una gran capacidad sanadora de las almas de sus protagonistas y sus amigos.

Me encantan los personajes que logra recrear Susan Elisabeth Philips, tienen tantas capas que llegas a dudar de cómo son en realidad, a medida que la novela avanza estos se van abriendo mostrando su verdadero yo apoyados tanto en los personajes secundarios como en su propio pasado.

Sus diálogos rápidos y directos, su ironía afilada y su toque de inocencia marcada en este caso por la pequeña Livia, crea un ambiente familiar donde cada lector irá encontrando su lugar privilegiado.

Finalmente el pasado saldrá a la luz dando paso a un futuro prometedor.