Sin
pasaje es la última obra de J. Eric Miller,
una novela negra fuera de todo lo convencional, una historia narrada en primera
persona por nuestra protagonista, una joven que viaja en un viejo mustang desde
Nueva Orleans hacia Seattle, o lo que vendría a ser lo mismo desde Jack, su
exnovio que viaja con ella muerto en el maletero dado que fue un mal novio y lo
mató, hacia George un buen novio al que le rompió el corazón al conocer a Jack.
La excusa de huir de la ciudad dado que se aproxima el
huracán Irene da un poco de ritmo a la narración, de pluma ágil, llena de
ironía y dobles sentidos, esta novela nos presentara a su protagonista sin
nombre, una joven asesina que no sabe realmente lo que quiere y que como ella
misma reconoce acostumbra a elegir mal.
Si sois amantes de la novela negra clásica con
detectives, pistas, acertijos y personajes muy marcados, esta no es vuestra
novela, por mucho que nos la presenten como tal, creo que lo que realmente se
presenta es una historia con un detonante violento pero que recorrerá la
introspección de la asesina sobre su vida pasada y sus sueños para su vida
futura.
Una historia donde “ella” se ira reencontrando consigo
misma y con aquellos que se cruzaran en su viaje, incluso con “cielito” una
gallina que la acompañará parte del camino y que se comerá el ojo de Jack.
Un viaje rocambolesco donde la paranoia que acompaña al
sentimiento de culpa hace mella en nuestra conductora, una mujer marcada por la
muerte de su hijo y la mala relación con su madre, parafraseando a uno de los
personajes existe un dilema recurrente en “ella” que la ha hecho como es.
Durante toda la novela se crea un debate entre el bien y
el mal, la belleza y la fealdad, entre la certeza y la duda, lo positivo y lo
negativo, descubriendo que la vida es como la carretera, un camino de baldosas
amarillas que atraviesa unos cuantos bosques siniestros.
Donde uno al intentar hacer el bien, puede cometer un
error y empeorar las cosas, esto es lo que le sucede a “ella”, la vida y el
viaje se le complica, incluso podríamos decir que se lo complica. Pero gracias
a este nuestra “ella” cambia, aprende y madura.
Si me preguntáis si me ha gustado o no, la verdad es que
no lo sé, creo que el autor hace un retrato muy sarcástico de los estereotipos
de la novela negra americana, una huida hacia el horizonte desconocido donde
una nueva oportunidad se abre a los ojos del lector. Un viaje para el que nadie
tiene pasaje y del que nadie conoce si existe camino de vuelta. Por si se da el
caso os ofrecemos el inicio de la historia, ¿Quién es ella?
Una broma macabra entre la asesina y el muerto, a la que Suma de Letras le ha dado voz en
nuestro país.