divendres, 23 de gener del 2015

El patio inglés



Si queréis leer una novela que os deje con la piel de gallina, lágrimas en los ojos, sabor a rabia, odio, amor y comprensión a través de dos almas que tratan de entenderse os tenéis que rendir a El patio inglés.

Una novela simplemente sublime que la crítica compara con “Carta al padre” de Kafka y a “Demian” de Herman Hesse. Con semejante aval ya nos podemos imaginar que la calidad y ese sentimiento intimista y de recogimiento nos va a atrapar desde un inicio hasta el fin de la narración. Y así ha sido. 

Gonzalo Garrido nos presenta a un joven graduado en derecho que vive momentos difíciles… Los fines de semana los malgasta emborrachándose con sus amigos, ha tenido alguna novia pero no ha llegado a ver los ojos del amor y su único anhelo es el pertenecer al círculo literario que le ha permitido publicar un texto que lo comprometerá mucho.

Su padre no le entiende, la falta de diálogo es el pan de cada día y el mal de su tiempo. ¿Cómo se pueden acercar posturas si nadie va a ceder para entender al otro?

El chico siempre se embelesa mirando al patio inglés donde da su habitación, se puede pasar horas así pero lo que nadie imagina es que un día, harto de todo, abre la ventana del comedor y se lanza al vacío.

Ante tal suceso se intercalan monólogos internos entre padre e hijo que nos van a dejar mudos, con un sentimiento a flor de piel y con imágenes grabadas en nuestra mente… no os engaño si os digo que a más de uno nos ha tocado nuestros hilos más internos y secretos y nos ha invitado a un debate sobre las relaciones familiares y sus habituales complicaciones.

Padre e hijo a través de los monólogos verán como no están ni tan lejos ni tan cerca, ambos fueron víctimas de una adolescencia incomprendida y una lejanía que parecía insalvable.

De la mano de Alrevés podemos conocer a estos personajes y vivir con ellos una experiencia literaria que se ha de desgranar poco a poco para sacarle todo el jugo.

Es un volumen excelente, exquisito, en el que cada palabra se busca con minuciosidad para crear esa atmósfera ideal que sólo el autor es capaz de recrear.  Su extensión es la justa y necesaria, es conciso, contundente y nos da una bofetada de realidad que muchos de nosotros necesitamos.

Eso sí, os advertimos que si os gusta tendréis que hacer como nosotros y leer la anterior novela del autor en la que también encontramos una historia simplemente brillante. Las flores de Baudelaire también os encantarán.

Y para acabar y musicalizar la reseña compartimos con vosotros una canción que ha estado muy presente en la redacción y ordenación de nuestras ideas acerca de este libro.