Hoy ha regresado el mal tiempo y con ello nada apetece más que tomar una taza de té caliente, pero para mi esa taza de té ya no es la misma que la de ayer, es obvio que visualmente es la misma taza y el mismo té pero su esencia y su significado ha cambiado después de leer con mucha atención el gran clásico en formato pequeño de El libro del té de Kakuzo Okakura, con una traducción impecable de José Pazó y unas ilustraciones poco convencionales de Isidro Ferrer.
Libros del zorro rojo nos presenta un estudio profundo sobre la sensibilidad del pensamiento oriental con un trasfondo hacia el espíritu japonés, hacia la armonía, la estética cultural y a su vez su relación con el Taoísmo.
Ciertamente no es lo que me esperaba, pero como amante de la cultura oriental reconozco que he aprendido mucho y me ha invitado no solo a formar parte de la ceremonia del té sino a reflexionar sobre su cultura y las diferencias con la cultura occidental.
Antes de entrar más en profundidad con las palabras del autor me gustaría empezar por las ilustraciones dado que forman un capitulo propio y no acompañan a la palabra escrita, sino que tal y como explica su autor nos presenta un jardín de sensaciones que no interfiere con la prosa, centradas todas ellas en la botánica y con una estética muy sencilla pero a su vez potente, donde colores como el rojo y las tonalidades verdes y azules predominan en ellas.
Del mismo modo la portada es en sí misma sencilla una taza de té al estilo oriental con la palabra té formando parte de ella misma. Palabra y esencia en un solo trazo o dibujo formado por el binomio del azul y el ocre de la portada.
La narrativa se divide siete capítulos más el de las ilustraciones, en ellos iremos avanzando desde la idea primaria del té como referente estético el espíritu japonés y su relación con el Taoísmo, considerándolo una expresión cultural trascendental, las escuelas del té con su filosofía propia llevándonos al salón del té donde este se compartirá con los invitados que abrirán sus mentes al teísmo creando una relación, casi un ritual zen e invitándonos de nuevo al principio tras la experiencia compartida.
En cierto modo el autor busca un punto de anclaje para defender su ancestral cultura, manteniendo un punto de vista global en la historia y criticando la visión que tenía Occidente sobre Oriente. Es por este motivo que escribió la obra en inglés y no en japonés.
Creo que aunque intente aportar mis propias impresiones sobre la obra me quedaré corta dado que la visión sobre una cultura milenaria en unas pocas palabras es demasiado atrevido, así que siendo sincera creo que lo mejor es que lo leáis vosotros mismos y descubráis que un sencillo ritual como preparar un té al estilo oriental entraña mucho más que simples movimientos de manos.