dilluns, 21 de març del 2016

Martina con vistas al mar



Muy mal acostumbradas nos tiene BetaCoqueta, Elísabet Benavent, cuando crees que no te puede sorprender, cuando no esperas nada más, ella solita decide poner toda la carne en el asador y presentarnos una bilogía que no deja nada indiferente.

La descubrimos con “Valeria en el espejo”, “En los zapatos de Valeria”, “Valeria al desnudo” y “Valeria en blanco y negro”, luego decidió subir la temperatura en los hogares de sus lectoras con “Alguien que no soy”, “Alguien como tú” y “Alguien como yo”, después nos invitó a vivir la vida del rock con “Persiguiendo a Silvia” y “Encontrando a Silvia” sin olvidarnos que a principios de año nos regalaba “El diario de Lola”.

Hoy os quiero presentar a Martina, Amaia, Sandrita, Javi, Pablo, Fer, Marcos y un gran grupo de secundarios que pondrán la sal y el azúcar en la vida de nuestras protagonistas.

Martina es nuestra protagonista en Martina con vistas al mar, una joven que desde pequeña a soñado en vivir entre fogones y la oportunidad de su vida cruza en su camino llevándola a trabajar con Pablo, el chef entre los chefs, juntos son como el aceite y el vinagre, ¡pero que buena esta la vinagreta!.

¿Quieres saber qué sucede cuando dos polos opuestos se atraen sin remedio?

Ella es todo control, ponderación, ecuanimidad, pero Pablo lo vive todo de manera desmedida y sus vidas están a punto de cambiar y cambiar la del otro, su química es irresistible, y aunque decidan ser un poco más que amigos la cosa se complicará y mucho hasta un extremo que… (No nos adelantemos)

Aunque el personaje de Martina me gusta, mi preferida es Amaia, una enfermera que trabaja con Javi su mejor amigo y que está enamorada del Doctor “su” Marcos. Amaia no tiene filtro es natura, espontanea, siempre espera lo mejor de los demás, aunque no cree merecer cosas buenas en su vida, según ella esta gorda y le gusta, no es un insulto, es como es.

Sandrita es una niña mimada a quien sus padres, su novio y sus amigas tendrán que hacer bajar de las nubes y mostrarle el mundo donde la gente trabaja para vivir y descubrir que no es el ombligo del mundo. Lo que me he reído a costa de Sandrita no tiene precio, a nadie le puede pasar lo que le pasa a ella.

Todos los personajes están entrelazados, o se han acostado juntos, o son ex, o son los mejores amigos de unos u otros. Los líos y calentones están muy bien emplatados y servidos.

Si pensabais que ya lo habías leído todo es que no os habéis cruzado con el frio control de Martina y la ardiente pasión de Pablo.

Una historia que las adictas a Betacoqueta devoraran en un santiamén y aquellas que no la conozcan desearan saber mucho más.

Los puntos fuertes de esta novela son la relación de amistad de las tres chicas, la pasión y el arte de la cocina, la prosa ligera como una mouse y la sensualidad de una buena botella de vino al paladar.

Me gustaría mucho poder contaros la trama pero sé que luego me odiaríais, así que punto en boca y a leer su segunda parte “Martina en tierra firme” que nos presenta Suma de Letras.

¡Chicas, la cocina está que arde!