Tras haber llorado de risa y haberme sentido nostálgica de aquellos tiempos
me va a costar mucho hablar de Yo fui a EGB volumen 3.
Si, aquellos tiempos en que los maestros siempre tenían razón, que si te
quejabas en casa sobre los profes tus padres te miraban y luego preguntaban
¿Qué es lo que has hecho? O te contestaban “El profesor sabe más que tú y tiene
razón”, una época donde el termino Bullying no existía pero sí que lo hacia el
“abusica” de turno. Cada uno de nosotros jugábamos un rol en un aula de treinta
y pico y si no eras de los populares o los guapos más te valía no ser empollón
como mínimo.
Si me preguntáis si volvería al cole, hoy por hoy la respuesta es ni de
coña, pero lo que este libro me ha regalado son los recuerdos buenos de aquello
que vivimos una generación que descubría las series de televisión, las mafias
del patio con los cromos de picar, los álbumes de cromos que necesitaban
pegamento, la consabida excursión a la fábrica del cola cao o de la chupa
chups, las meriendas que alargábamos para no hacer los deberes y las canciones
tontas, sin olvidarnos del boom de Parchís, Enrique y Ana, Regaliz o Teresa
Rabal, si es que éramos unos inocentones de cuidado.
Que levante la mano quien no lloró como un descosido con la enfermedad de
Don Mati en la película “La guerra de los niños”.
No envidio para nada a la generación actual que parece que vuelven de todo
y se están perdiendo una época que no regresará.
Sus dos autores Javier Ikaz y Jorge Díaz nos muestran de una manera
muy amena y divertida lo que fue nuestra infancia sin móvil, ni portátiles, que
lástima que la imaginación que construía fuertes apaches con una sábana entre
dos sillas o una tienda envolviendo la compra con servilletas se haya perdido
por el camino.
Plaza & Janés nos devuelve a unos tiempos quizás mejores para
unos que para otros, pero que guardamos con cariño todos.
¿No eres de la generación EGB? ¿Quieres saber cosas de las batallitas de
tus padres tan modernos ahora? Este libro también es para ti, un mundo de
recuerdos y anécdotas para comentar y compartir, pero cuidado, este volumen
como sus predecesores tiene un magnetismo que si lo prestas no esperes que te
lo devuelvan y si tienes visitas escóndelo bajo el cojín, si aquel escondite
secreto que en teoría no sabía tu madre aunque te hacia la cama y cambiaba las
sabanas.
Ni se os ocurra jugar con los cromos de picar o colgar el poster en las
paredes, no sea que retrocedamos en el tiempo y el mundo pueda ser mejor que el
de ahora.
Desde aquí solo dar las gracias a aquellos profesores que me enseñaron algo
más que sus asignaturas, al de gimnasia aún no le he perdonado por hacerme
saltar el potro y a las monjas por enseñarme a esquivar tizas.
Sí, yo Fui a EGB y me lo he
pasado chachi piruleta con este libro y espero que haya muchos más.
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