Una de las novelas más duras que
he leído y no solo este año, sino desde que tengo memoria ha sido París 2041, con solo el título la
mayoría pensará en la ciudad de la luz, en la ciudad del amor, pero Ezequiel Szafir nos transporta a un
París de un futuro próximo donde se ha instaurado un nuevo orden.
París ya no será lo que es, la
ciudad está dividida en dos zonas, una donde viven los franceses de cepa y cuyo
gobierno les vende la hegemonía de la raza y de las creencias religiosas y por
otro lado nos encontraremos con la Zona Libre, que es precisamente todo menos
eso, es donde viven los musulmanes, los judíos, todos aquellos que se salen de
los cánones del gobierno. Viven recluidos en sus guetos con lo imprescindible y
con la llama de la esperanza extinguiéndose.
La novela está construida sobre
todo desde el punto de vista de la Resistencia en la personificación de dos
jóvenes Antoine y Nicholas, dos personalidades distintas a la par que se juegan
su vida por ayudar a la Resistencia a obtener lo que necesiten para la llegada
del D, el día en que todo cambiará y la libertad regresará o París será pasto
de la muerte.
El juego de la política europea
tiene su peso en el nacimiento de la Unión Europea y como los estados miembros
han ido anexionando ideales o han sido separados por ellos.
Ezequiel Szafir me ha sorprendido, su novela muestra como la
historia tiende a repetirse pero que a su vez no tolera a los dictadores, que
cuando un conflicto empieza por motivos religiosos estos se extienden hasta
abarcar todas las creencias, unos contra otros y olvidando la individualidad de
las personas.
Cuando empecé a leerla pensé que
era un poco más de lo mismo, un futuro distópico donde la maldad de unos pocos
se instaura sobre una mayoría, pero quede absorbida entre sus páginas, estaba
siendo llevada hacia las calles de un París donde cada persona está vigilada
por la autoridad, donde la libertad de expresión esta suprimida y donde las
personas que no piensan como los demás son aniquiladas, subyugadas y recluidas.
Su narración me ha mantenido con
el corazón encogido y la piel de gallina, sus descripciones son tan gráficas,
tan realistas y detalladas que sientes no merecer el mundo en el que vives
cuando piensas que aunque sea una ficción hay lugares en el mundo que se hayan
en disyuntivas parecidas.
Quiero puntualizar que se trata
mucho de más de lo que se podría pensar, no es solo una crítica social, una vez
leída toda veo que se trata de una oda a la libertad, a la amistad, a igualar
las diferencias, a amar a aquel que es diferente y a mantener la llama de la
esperanza encendida por un mundo mejor.
Ediciones B nos llama a pensar, a profundizar en nosotros mismos y
nos regala una pesadilla que puede tener un final mejor.
He intentado no dar ningún
spoiler, aunque me muero de ganas de contaros como personajes secundarios y de
la Resistencia van dándonos piezas de un rompecabezas que resulta apabullante.
Una novela en la cual me ha
costado mucho mantener alguna página sin una anotación, parece construida sobre
sentencias y verdades.
El punto más sentimental para mi
gusto se establecerá en la relación romántica de Antoine y Farida, una joven
musulmana de la que se enamorará solo viendo sus ojos y la relación de Antoine
con el pequeño Zac, puntualizo el pequeño adulto Zac. Ellos son el faro que
ilumina la novela hacia un destino mejor.
Bienvenidos a una novela que
cambiará a más de uno.
¿Es un futuro apocalíptico o
premonitorio? ¿Estamos realmente condenados?
Sí, resulta difícil hablar del libro sin contar algún spoiler sobre todo de la parte final que es increíble todo lo que sucede en la parte final. A mí también me ha gustado bastante y seguro que lo releo en el futuro.
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