Hoy, gracias a Bebelio, podemos presentaros la única novela de intriga escrita por la gran Lucinda Riley, una autora que nos dejó hace poco y que gracias a su hijo hoy tenemos entre las manos esta novela que escribió en 2006. En su prefacio, su hijo nos explica sus dudas ante la revisión de la novela en sí y como para proteger la obra de su madre solo se han hecho mínimos retoques editoriales dejando la pura esencia de la autora en sus páginas.
Personalmente, descubrí a la autora con la saga de “Las siete hermanas” presentadas en: “La historia de Maia”, “La hermana tormenta”, “La hermana sombra”, “La hermana perla”, “La hermana luna”, “ La hermana sol” y “La hermana perdida”. Desde entonces es (porque para mí sigue siendo) una de mis autoras favoritas.
Asesinato en Fleat House nos transporta a la campiña de Norfolk, donde se erige el colegio St. Stephen’s, un colegio parecido con su distancia al que iban sus propios hijos, hecho que le da un gran realismo tanto de las descripciones como a la estructura del colegio.
En su portada nos podemos centrar en una construcción de ladrillo muy al estilo inglés, rodeado de campo verde pero amenazado por unos grandes nubarrones que no presagian nada bueno, todo un acierto de Plaza & Janés.
En una de sus residencias aparece el cadáver de un estudiante, Charlie Cavendish, un abusón de sus compañeros, prepotente, pretencioso, arrogante y ególatra, un hecho que planteara muchos interrogantes en la investigación que llevará a cabo la detective Jazz Hunter, pero como todo en una sociedad tan cerrada como puede ser un colegio con estas características encontrar el hilo del cual tirar no será tarea fácil.
Una historia negra con corazón, con relaciones personales que le dan profundidad, con personajes sólidos y con carácter y una trama que mantiene al lector atrapado en sus redes hasta el final, solo le voy a poner un pero y es contra el destino, creo que del personaje de la detective Jazz se podría haber creado una saga o serie perfectamente.
Sé que me estoy quedando corta, pero no me gustaría cometer el crimen de destripar la trama en sí, para aquellos que ya han leído a la autora verán su esencia reflejada en la prosa, en su toque personal y su fluidez narrativa.
Para terminar y robando las palabras a su propio hijo: “Aprovecha el día, vive el momento y saborea cada segundo de la vida, incluso las partes difíciles”.
Por cierto, al final del libro, para los que aún no habéis sucumbido a la historia de “Las siete hermanas” encontrareis las primeras páginas de su primera entrega, solo os advierto, si las leéis no podréis parar.
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