dilluns, 23 de maig del 2022

Sinsonte

Hoy os quiero presentar una novela de ficción que en realidad no sé si es una oda a lo que vendrá o a lo que en parte ya ha llegado a nuestras vida. Nos la presentan como una elegía a los olvidados y un viaje de autodescubrimiento y sinceramente no creo que yo hubiera encontrado mejores palabras para resumir esta novela.

Walter Tevi, autor de relatos cortos y novelista nos sorprende con su amplia bibliografía, también fue profesor de Literatura inglesa y de Escritura Creativa en la Universidad de Ohio y al ver que el nivel literario de los estudiantes estaba bajando de manera alarmante, dicha observación le dio la idea para Sinsonte (1980), que estuvo nominada a la mejor novela en los premios Nébula y que ahora presentan nuestros grandes amigos de Impedimenta.

Lo primero que me llamo la atención de esta novela fue la maravillosa portada que nos presenta, Una distopía en sí misma, en la parte inferior una ciudad se alza, Nueva York a nuestros pies, una ciudad oscura, triste donde el los grandes edificios parecen desear llegar al cielo donde la vida rebosa… un espejismo donde el cielo es la naturaleza, un gran árbol colma una espesura verde, todo lo que le falta al cemento de la ciudad. Sin olvidarnos del pequeño detalle de una bandada de pájaros que parece huir de la ciudad camino a la naturaleza.

Antes de leer la novela pensé en una contraposición entre la tecnología, la modernidad, la evolución de la humanidad contra nuestras propias raíces… poco me he equivocado aunque el autor va unos cuantos pasos más allá y crea un mundo que nos llevara a pensar si realmente nuestro futuro está bien encaminado o si no estaría nada mal usar una balanza donde la evolución se equilibre con nuestra naturaleza real.

En esta novela la vida en la Tierra ha evolucionado hasta el punto en que los robots lo hacen todo y el ser humano no tiene más opción que existir sin sentido en una vida onírica, sin nada de lo que nos hace ser nosotros mismos, únicos e irrepetibles, sin pintura, sin lectura, sin imaginación, sin niños, con demasiados sin que los transforma en seres básicos que no pueden con sus propio ser y deciden acabar con ella quemándose vivos.

El personaje que da vida a esta historia es un androide, Spofforth, un ser perfecto con vida ilimitada cuyo deseo es morir aunque la opción del suicidio no existe en su programación. Su “vida” cambia cuando se cruza con un humano que sabe leer, Paul, y con una mujer que adora el zoo de Brookling, Mary Lou.

¿Estamos ante un nuevo reinicio del mundo? ¿Serán dos humanos los nuevos padres de una nueva humanidad humanizada? ¿Podrá Spofforth por fin apagar su vida?

Solo os diré que esta novela se lee del tirón, deja un regusto metálico en el lector y nos hace preguntarnos mucho sobre nuestra propia existencia como sociedad y como individuos.

Lo peor de la novela… que ya la he terminado. Toda una revelación.

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