La segunda entrega de la bilogía
“Objetos de atracción” que empezó con “Su banana” no se ha hecho esperar
demasiado, y Roca Editorial con su
sello Terciopelo nos presenta Su cereza de Penelope Bloom.
El primer aspecto que me gustaría
destacar es la continuidad en la línea de formato y portada, un fondo blanco
que contrasta en este caso con una fresca y jugosa cereza marcada por el SU
posesivo en mayúsculas y la palabra “cereza” en blanco sobre la misma llamando
la atención del lector.
Me gusta esta continuidad en una
serie o bilogía dado que al colocarlas en las estanterías queda muy claro que
van de la mano, que juntos forman un hilo conductor y que no nos costará nada
intercomunicarlas a simple vista. También facilita al ir a comprarlas que
llaman mucho la atención y una portada te lleva a la otra.
Si no habéis leído la entrega
anterior, yo os lo recomiendo, no pasa nada dado que los protagonistas
anteriores pasan a ser secundarios y con poca presencia aunque la suficiente
para aquellos que ya conocen a Bruce y Natasha.
En esta entrega el protagonista es
William, el hermano de Bruce quien ya fue presentado en la entrega anterior
como el polo opuesto de su hermano, él es divertido, seguro de sí mismo,
fuerte, independiente, con un punto gamberro y muy “amigo” de las cosas de los
demás, la cleptomanía forma parte de él y eso le llevará a conocer a Hayley.
Hayley es repostera, adora su
trabajo y siempre intenta perfeccionarse, tiene veinticinco años y es virgen,
trabaja con Candace, su hermana, y Ryan el pastelero dicharachero. Ambos
preocupados por la poca vida social de Hayley hacen una apuesta, el primer
hombre que compre su tarta de cereza será el afortunado que la desflore.
Hayley está escamada de los hombres
desde que su ex Nathan no entiende un NO por respuesta y sufre el acoso.
Cuando William entra en la
pastelería no solo se lleva la tarta, sino que le roba un jarrón con flores y
le deja su tarjeta, esa joven tímida le ha llamado la atención y cree que es un
buen anzuelo para que sea ella quien le llame.
La trama es ágil, los diálogos con
dobles sentidos y la ironía flotan entre sus breves páginas, sus personajes
están bien definidos y por descontado no todo será romance y alto voltaje entre
las sabanas, también estarán presentes personajes discordantes que querrán
separarlos a toda costa.
La autora juega con dos voces
narrativas, la de ella y la de él, dándonos diferentes puntos de vista sobre
las mismas situaciones y a su vez añadiendo un contexto individual sobre sus
vidas y su carácter.
Una historia que se lee en un
suspiro, amena, divertida, rápida y a su vez profunda al tocar temas como la
virginidad a cierta edad o la cleptomanía, unos protagonistas muy a la medida
de la entrega anterior que harán las delicias de la mejor tarta de cerezas, dulce
y a su vez con un toque ácido necesario.
Recordad, no hay nada más
refrescante en verano que la buena fruta y esta novela es una guinda perfecta.
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