Sherrilyn Kenyon regresa con la entrega número
veintiséis de su saga “Cazadores oscuros”.
Parece que fu
ayer cuando empezamos esta saga y poco a poco amplía su mundo de fantasía y
mitología, en sus dos últimas entregas anteriores “Hijo de nadie” y “El estigma del dragón” la autora nos seducía con los
dragones, unos seres maldecidos por los Dioses y las Moiras y de los que quedan
ya muy pocos, asimismo introducía como elemento nuevo a personajes como Merlín
y Morgana en los parajes perdidos en el tiempo de Camelot.
Hoy iremos un
paso más allá, un paso que terminará descubriendo un secreto perdido en el
tiempo y la verdadera razón de las disputas entre Katagarios y Arcadios.
La marca del dragón nos presenta a Illarion un
dragón de los primeros de su especie y con sangre de Ares en sus venas, de
pequeño fue cazado y maltratado por humanos, herido de tal manera que quedó
mudo y solo puede comunicarse telepáticamente, aunque odia a la humanidad y
solo se relaciona con sus hermanos cada cientos de años.
Edilyn odia a
los dragones, ellos mataron a su padre y solo la consuela su hermano Virag, un
demonio de las pesadillas que la protege. Su vida es muy triste, ella quiere
luchar, es la mejor de su pueblo, pero no tiene libertad.
Edilyn es una
flor entre la malicia de sus vecinos, es generosa, bondadosa y toda una guerrera
que acabará cayendo en el hechizo de los ojos de un dragón que no es tan fiero
como parece.
Juntos quizás
tendrán una oportunidad de ser felices, aunque está se truncará rápidamente
dado que mucho quieren algo que Illarion guarda y el primero en traicionarlos
será de la familia.
Esta entrega me
ha encantado, recupera a casi todos los personajes de la saga, o son
protagonistas o son mencionados, un regalo para los verdaderos seguidores de la
saga, que entrega a entrega y de la mano de Debolsillo abre un mundo humano, de héroes y demonios, de Dioses y
resto de árbol genealógico, mostrando en cada una de ellas que tras la magia,
los conjuros y las maldiciones solo existe un poder supremo y es el amor, ya
sea de pareja, de familia o de amigos, de aquellos que están dispuestos a
derramar sangre y dar la vida por proteger a los más indefensos de la
injusticia y de la perdición.
Yo no
recomendaría leer esta entrega sin haber leído las anteriores, pero eso son
veinticinco novelas, así que con las dos últimas y las puntualizaciones de la
autora sobre los personajes de manera concisa y sin enmarañar la trama, podréis
disfrutar de una aventura épica.
Con su prosa
fluida, sus personajes ácidos, vivaces, profundos y nobles y unas descripciones
muy detalladas de los mundos crea una falsa realidad que os atrapará en las
redes de Artemisa.
Aquí descubriréis el verdadero corazón de un dragón, dado que me quedo corta en palabras o puedo caer en la trampa de hacer un spoiler general.
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