Con La cueva de
cristal, Lisa Kleypas, nos
invita a visitar de nuevo la isla de Friday Harbor, donde muchos nos hemos
paseado en sus novelas anteriores “El camino del sol” y “El lago de los sueños”, pertenecientes a la saga de Friday Harbor y una novela anterior “Una
noche mágica” donde visitábamos la isla por primera vez. Todas ellas se pueden
leer de manera independiente, así que no hay excusa para disfrutar con “La
cueva de cristal” que nos ofrece B de
Bolsillo.
Nuestros protagonistas son Justine Hoffman, la
propietaria del Artist’s Point, una posada en la isla donde trabaja con su gran
amiga Zoë, a quien algunas ya conocéis. Justine es alta y esbelta, con el pelo
y los ojos castaños, de naturaleza impulsiva y abierta, pero incapaz de encontrar
el amor, nunca ha sentido esa chispa del alma al enamorarse, ni ha tenido
muchas relaciones de verdad. La realidad de Justine se encuentra escondida bajo
su cama encerrada con una pequeña llave que lleva en el cuello, su secreto se
encierra en su grimorio, el Triscaideca.
La respuesta a sus preguntas se reducirá a una palabra “maleficio”.
Todo empieza a cambiar cuando llega al Artist’s Point el
misterioso Jason Black, un hombre muy celoso de su intimidad, vegetariano,
propietario de una empresa de juegos. Su inteligencia se esconde tras unos ojos
castaños, un pelo negro corto y unos pómulos de infarto. Pero lo más interesante
es que no tiene alma. Un hombre sin alma siente que le falta algo, sus horas
serán más cortas y cuando le llegue su hora no habrá cielo ni infierno,
simplemente desaparecerá.
¿Nuestros protagonistas se habrán encontrado por
casualidad? Un hombre sin alma y una bruja que reniega de su poder ¿pueden
estar destinados a cruzar sus vidas sin agitarlas?
Una bomba de relojería está a punto de estallar entre
ellos cuando el deseo se transforma en pasión y está en un sentimiento más
profundo. ¿Podrán luchar contra un destino que ha marcado la vida de todo un
linaje de brujas?
Lisa Kleypas, autora reconocida de best-sellers nos
presenta una historia de amor envuelta en un halo de misterio y de magia, una
historia que invita a soñar despierta y a desear que Jason Black se cruce por
nuestras vidas.
Su narrativa es muy dinámica, los acontecimientos siguen
un orden cronológico y cuando hace alguna referencia a personajes de las
novelas anteriores los sitúa en el contexto dando una breve información sin
romper la dinámica de la historia que nos está contando.
Sus diálogos son su
punto fuerte, junto a las descripciones de las maravillas de Friday Harbor.
Dota al ambiente de personalidad y carácter, creando un personaje de la nada
muy completo y harmonioso. Te sientes como si pasearas por sus playas, oyeras
el rumor del viento y las olas y la brisa marina despejara todos tus sentidos.
Sus personajes son sólidos y nos muestran sus debilidades
y sus flaquezas, y el lenguaje y sus expresiones son las que usaríamos
nosotros. Me han gustado mucho los personajes de Sage y Rosemary, tenéis que
descubrirlas.
Introduce entre la pareja protagonista escenas picantes
donde se confabularan aspectos sensuales y sexuales, introduciendo ideas del
arte amatorio japonés como el Maguro o el Kinbaku.
No dejéis de visitar Friday Harbor, quizás no querréis
regresar.
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