Cuenta una leyenda oriental que
las personas destinadas a conocerse están conectadas por un hilo rojo. Este
hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado a sus dedos, a pesar del
tiempo y la distancia.
No importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni
importa el tiempo que pases sin verla, ni siquiera importa si vives en la otra
punta del mundo: el hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá.
Su dueño es el destino.
El jardín de Sonoko,
primera novela de David Crespo juega
con esta leyenda para mostrarnos una obra que ciertamente me ha sorprendido
gratamente. Desde su portada ya nos invita a entrar en la cultura japonesa con
el hilo rojo atado en un dedo y que un pequeño pájaro posado sobre una rama de
sakura llevará hasta su dueña.
Nuestro protagonista es Kaoru, un joven que durante cinco
años no ha salido de casa, sufría hikikomori, un joven gris, que busca una vida
cómoda, fácil, sin sobresaltos, ir de casa al trabajo y volver sin necesidad de
nada más.
Un día, su compañera de trabajo Sonoko le invita a salir, un
hecho que muchos consideraríamos normal e incluso irrelevante, creará en la
vida de Kaoru un efecto mariposa que le cambiará la vida.
Una historia de amor que profundiza en los personajes y en
la cual el destino jugará sus cartas para bien o para mal.
Me ha gustado mucho como el autor describe los paisajes de
Japón, su propia experiencia nos revela como su vida personal también estaba
destinada con un hilo rojo, del mismo modo que descubriremos el arte, la
pintura y la música como telón de fondo tanto allí como en los episodios que
nos llevaran a la bella Italia.
Una novela donde la causa y el efecto no parece obvio en
muchos casos, pero que juega un papel determinante en una historia de la que
brotan los sentimientos y el lector quedará atrapado entre su fina ironía
jugada por el destino y un personaje complejo y cerrado en sí mismo que deberá
plantar cara a la vida y salir de su escondite para ver brillar el sol a través
del amor.
Suma de letras
nos presenta una novela que va más allá de ser romántica, es una historia para
corazones sensibles, empáticos y prudentes, poesía en prosa sobre el exotismo
de una cultura ancestral que seduce al mundo entero.
Una historia de esperanza sin edulcorar, de sueños por
florecer y de vida por vivir.
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