Dicen que es difícil tocar el horizonte, hoy nos despedimos de la biología
“Horizonte Martina” con Martina en
tierra firme.
Esta segunda parte nos prepara una montaña rusa de sentimientos, con sus
túneles donde no entra el sol y grandes descargas de adrenalina en sus puntos
más álgidos. Elísabeth Benavent, @Betacoqueta nos invita a descubrir el
que será después de un gran caos emocional, nos reencontramos con Pablo,
Martina, Amaia, Javi, Fer, Sandra y alguna nueva incorporación.
Para aquellas que no hayas leído la entrega anterior “Martina con vistas al mar” dejad de leer ahora mismo, es imprescindible para poder vivir intensamente
estas historias de amor y desamor, de grandes amistades y de perdida de la
realidad frente a inesperados sucesos.
Estamos acostumbrados al ostracismo emocional en los personajes masculinos
en la mayoría de las novelas con denotación romántica, pero en esta novela se
gira la tortilla y es Martina la incapaz de verbalizar sus sentimientos.
Este será el problema de raíz que se lo quitará todo o finalmente se lo
dará. Pablo ya no puede más, no consigue llegar a Martina y después de la
mentira por omisión, su vida se encuentra de nuevo vacía hasta que descubre que
Martina está embarazada, juntos tendrán la posibilidad de ser una familia o de
no ser nadie. En este punto se plantean temas como el aborto, el miedo a ser
buenos padres, a la necesidad de conectar con tu pareja, y en este caso a la
posibilidad de que el embarazo no llegue a buen puerto.
Sin olvidarnos de las inseguridades de una mujer embarazada de un hombre
que posee su propio grupo de “grupies” que intentaran tener con él la
oportunidad de sus vidas.
Mientras nuestros protagonistas se cuecen a fuego lento en sus miedos,
inseguridades y en la necesidad de ser uno, Amaia y Javi deciden ceder a sus
sentimientos y hacer una locura, hasta aquí puedo decir, Sandrita por otro lado
irá equivocándose una y otra vez por el miedo de estar sola.
Si la primera parte me pareció brillante, el final que le da la autora a la
historia de Martina y Pablo y compañía me ha parecido sublime, no se trata de
una novela ligera donde el amor y el sexo todo lo pueden, se trata de una
introspección a la propia persona, a aquella que vive la vida intensamente y
aquella que necesita el control absoluto para poder pasar por ella con pies de
plomo.
La importancia de la verdadera amistad, aquella que deja que llores en su
hombro y a la vez es capaz de cantarte las cuarenta y darte un capón cuando
estás muy fuera de sí.
Debolsillo acierta en publicar las dos entregas muy
seguidas, el tempo de ambas es muy dinámico y se necesitan mutuamente, es como
un efecto domino, cuando acabas la primera parte ya estas necesitando la
siguiente.
No es un simple te quiero o un te necesito, no hay palabras, es como el
mar, infinito.
Amor, enredo, cocina, sexo y una amistad inquebrantable se dan cita en
el final de la bilogía «Horizonte Martina», dos novelas que te harán vibrar y
disfrutar del amor en estado puro.
¿Estás preparada para dejarte llevar?
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