Por Ángela Sánchez Vicente
No tengo palabras para describir como me siento ahora
mismo, ahora que acabo de leer la novela Tres
minutos de color. Es raro en mí, siempre que voy leyendo ya sé que destacar
o que criticar sobre una novela pero esta vez estoy sin palabras y con
demasiadas sensaciones que os quiero expresar.
Aunque se enmarca en el género de novela negra es
muchísimo más que eso, es una novela reflexiva, intimista, que se cuestiona la
humanidad y la vida en sí misma.
Es genial, no voy a ponerme a enumerar todos sus puntos
fuertes para no chafaros la esencia de esta gran historia.
En ella, Pere
Cervantes nos presenta a Coque Brox, un inspector de policía separado, de
edad avanzada, un tanto seco pero muy leal.
Este ha sufrido una pérdida que lo ha dejado marcado y
parece que la vida pasa por el en lugar de ser él quien va por la vida. Todo lo
ve sin interés y la única cosa que le mantiene despierto es su hija
adolescente.
Su contexto social también cambia ya que está viviendo
una transformación de su Barcelona que tampoco entiende… ahora es una ciudad
para los jóvenes, todo de diseño, muy minimalista, sin sabor, sin ese no sé qué
que la caracterizaba y la hacía especial. ¿Todo pierde sentido o es el que ya
no tiene ganas de nada?
Además vive con la angustia de los repetidos intentos de
suicidio de su ex y una experiencia sobrenatural que vivirá en su propia piel.
Este punto es en el que hace un salto espectacular la
novela y dejas la investigación que está en curso en un segundo plano y te
replanteas todo lo que sabes o crees que sabes sobre la vida y la muerte.
De la mano de Alrevés
llega una novela sin precedentes
pues normalmente estas dedicadas a experiencias cercanas a la muerte y como
luego se vive con ellas se narran en libros de autoayuda o en libros muy
azucarados y en cambio en este caso es en un libro duro que tiene a un protagonista rudo y escéptico al que se le
moverán todas las fichas.
Si sales de esta lectura ileso es que no la has
disfrutado.
Es una novela altamente emotiva y más de una vez te
entran ganas de dar alguna bofetada a alguien o abrazar al pobre protagonista.
Con una narración tan precisa, descriptiva y una psique
tan desarrollada nos invita a reflexionar sobre la vida, la muerte y todo
aquello que nos preocupa.
El ser humano es único y este gran autor ha plasmado a
las mil maravillas la naturaleza humana con sus virtudes y también sus
miserias.
Como dicen “Si el tiempo no existiera no me preocuparía”.
Lanzaros a su lectura.
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