Estamos muy acostumbrados a leer sobre papel, pero Elisabeth Wilhide nos invita a leer sobre las paredes de Ashenden Park, una mansión británica
que piedra a piedra esconde secretos de sus propietarios anteriores.
Cogeremos nuestras maletas y acompañaremos a Charlie y Ros, dos hermanos
distanciados no solo por la geografía que a la muerte de su tía Reggie han
heredado la mansión de severa simetría, altos techos, habitaciones octogonales
y por desgracia necesitada de reformas y mucho mantenimiento.
Los dos hermanos tienen clara su postura, Charlie quiere vender y volver a
Nueva York a su vida y junto a su mujer, Ros quiere conservar la casa para las
generaciones venideras.
En ese momento entra en conflicto la razón frente a unos gastos que no
pueden mantener y el sentimentalismo de aquello que fue el hogar de sus tíos.
A partir de esta presentación, capitulo a capitulo recorreremos la historia
de Ashenden Park y de sus habitantes desde 1775 hasta el 2010, momento en que
los hermanos deberán ponerse de acuerdo.
Un hogar no son solo las cuatro paredes que sostiene un techo y guarece a
sus habitantes de la lluvia, el frio y la intemperie, un hogar es el compendio
creado por los habitantes de esas cuatro paredes y el amor que depositan en
ellas, como las van acicalando a su imagen, los detalles que dejaran huella
para la posteridad. Casas hay muchas, pero hogares hay pocos.
Lumen nos ofrece una prosa delicada, llena de
descripciones y matices, una novela llena de historia y de personajes bien
construidos, sólidos y con carácter propio. Los diálogos crean un ambiente
próximo con el lector dando dinamismo a la prosa, al mismo modo que el
vocabulario se adapta a la perfección con la época que va narrando en cada
momento.
Una mansión fácilmente reconocible como Basildon Park, en Berkshire, o
mejor dicho como Netherfield en la adaptación cinematográfica de Orgullo y
prejuicio (2005).
Me gusta mucho como la autora juega con un punto fijo en la historia, la
mansión, para ir relatando la evolución social a lo largo de más de doscientos
años, historia donde se entretejen verdades y ficciones creando un compendio
perfecto para los amantes de la buena literatura.
Un detalle a destacar es su portada, normalmente su única finalidad es
llamar la atención de los lectores, pero en este caso creo que realmente invita
a reflexionar sobre lo que la mansión oculta jugando con pocos colores, una
clara apuesta por el menos es más.
Os dejo un fragmento, una puerta abierta para que visitéis Ashenden Park.
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